Un hombre de 54 años, que trabajaba en una panadería, fue condenado ayer por el juez de garantías Federico Rodríguez a cumplir 8 años de cárcel por dos ataques sexuales contra su sobrina: un caso de abuso simple en la casa del ahora condenado (manoseos) y, lo más grave, un abuso sexual con acceso carnal ocurrido el año pasado en la casa de los abuelos paternos de la menor. La fiscal de la UFI Anivi Ingrid Schott y su ayudante fiscal Rodrigo Videla habían pedido 10 años de cárcel por los mismos delitos.

El defensor oficial César Oro había cuestionado el alegato y las pruebas de la Fiscalía, sobre todo el informe del médico que revisó a la menor y no detectó lesiones de un ataque sexual, dijeron fuentes judiciales. Por eso ahora podrá pedir que un tribunal superior revise el fallo con la intención de invertir el resultado adverso del juicio, en el que había pedido la absolución.

Los hechos que le atribuyen a M.L.P. (no se lo identifica para preservar a la menor) se descubrieron en abril pasado a causa de un episodio que nada tenía que ver con las agresiones sexuales. Según los voceros, un conflicto entre la madrastra de la chica y su padre biológico motorizó una investigación en la familia y fue ahí que la menor se despachó con una revelación que nadie esperaba: los ataques sexuales que había sufrido a manos de su tío.

El ahora condenado siempre negó haber cometido los abusos que le atribuyen. Su relato, sumado a la prueba médica sobre la inexistencia de lesiones en sus genitales, llevaron a su defensor a reclamar que fuese desligado del caso.

Sin embargo para Fiscalía, del conjunto de la evidencia recolectada se desprendió que la menor no mentía, pues eso aseguraron los psicólogos que la entrevistaron, y concluyeron que presentaba los indicadores que habitualmente presentan las víctimas de abuso sexual.

Por eso fue que ayer, el equipo fiscal solicitó una condena de 10 años de cárcel. El fallo aún no está firme.

Pasó 5 meses preso por una "violación" que no existió, ayer fue sobreseído

Un joven de 30 años recuperó ayer su libertad luego de pasar cinco meses preso por "una violación que no existió", informó su abogado defensor Julián Gil.

La decisión de desligar para siempre con un sobreseimiento a Walter Alberto Contreras la tomó el juez de Garantías Matías Parrón a pedido del fiscal de la UFI Anivi Duilio Ejarque.

Había sido una jovencita de 17 años la que, el pasado 18 de junio, denunció que Contreras la había violado en su casa un mes antes, el 13 de mayo.

El relato de la denunciante fue "fabulador", según Julián Gil, defensor del acusado.

Sin embargo la investigación para corroborar los dichos de la menor no resultó contundente.

Así, el informe médico no reveló la presencia de lesiones. Y la propia menor concretó en Cámara Gesell un relato que fue calificado como "fabulador" por parte de la psicóloga que la entrevistó, informó Gil.

A esa conclusión también llegaron los dos psicólogos que puso Contreras para sostener lo que siempre había dicho: que nunca abusó de esa chica a la que se ofreció llevar aquella noche, sin pensar que se metería a su dormitorio, se desnudaría y lo invitaría a tener relaciones sexuales, en las que no hubo ningún tipo de violencia.