Estalló un día de octubre de 2014 cuando su mamá mencionó en una charla habitual el nombre de su tío y su hija, entonces de 5 años, le dijo que cuando su papá se iba a trabajar y encargaba a su hermano que la cuidara, ese joven se metía a su cama y a renglón seguido le detalló cómo abusaba de ella. Ese mismo día, la joven madre, por entonces separada, puso la denuncia y el sospechoso cayó. Luego salió porque se declaró nula una parte del caso, pero volvió a quedar detenido y hoy, con 26 años, llegará a la Sala I de la Cámara Penal donde confesará ante el juez Juan Carlos Caballero Vidal (h) que cometió al menos un aberrante ataque sexual contra esa nena unos meses antes de la denuncia, cuando tenía 4 años, y que está dispuesto a ser condenado, indicaron fuentes judiciales.

El acuerdo fue alcanzado con el acusado y su defensor, Jaime Ovalles, con la fiscal Marcela Torres, precisaron.

El caso que involucra a la menor tuvo también un contexto de violencia y otras situaciones traumáticas para la niña, que en los papeles es sobrina del acusado pero en realidad porta el apellido de su hermano pero no es su hija biológica.

Además del abuso sexual, la nena vivió otras situaciones de violencia y pobreza.

Durante la investigación se instaló la versión de que la madre golpeaba a la nena a y otros de sus niños, que vivía en la pobreza y tuvo hijos de varias parejas.

El informe de los psicólogos estableció que la menor presentaba una conducta sexualizada inapropiada para su edad y varios problemas en la escuela a causa de ese comportamiento con sus compañeritos.

Los hechos que le atribuyen al sospechoso ocurrieron en los contados meses de 2014 en que la pareja estuvo separada y tanto ella como su hermano menor (que sí es sobrino de sangre del imputado) quedaron a cargo del padre.

En principio, el joven changarín aseguró que trabajaba todo el tiempo y no quedaba a cargo de la niña porque era su mamá quien los cuidaba.

Pero la contundencia del informe psicológico de la niña y también el suyo, en el que se afirma que tiene dificultades para controlar sus impulsos y es inmaduro sexualmente, lo complicaron seriamente.

El delito que le atribuyen tiene una pena de entre 8 y 20 años de cárcel. El juez decide si acepta o no el acuerdo.