La difícil vida de la pequeña comenzó a complicarse aún más el día que su mamá llegó a la casa de su ex y se la dejó con la excusa de que en ese momento no podía cuidarla por un trabajo, y prometió pasar a buscarla luego. Nunca más apareció. Entonces la niña tenía 7 años. Y el abandono pareció el preludio de un tormento mucho más grave: las cotidianas situaciones de abuso sexual a las que la sometió su propio padre y también uno de los hijos del hombre con su pareja, dijeron fuentes judiciales.

A los 14 años, cuando ese hombre que trabajaba para una empresa de seguridad privada insistía en someterla no sólo en la casa fabricando momentos para quedarse a solas con ella, sino también llevándola a su trabajo e intentando violarla en las viviendas que cuidaba, la niña no aguantó más. Y apeló a mentiras para llamar la atención en su escuela: allí comentó, por ejemplo, que su hermano había sido asesinado a puñaladas en un robo o que a un sobrino suyo lo habían matado a golpes. Esa vez citaron al padre que negó de plano tales historias, pero el llanto de la niña, que también era parte de su llamativa conducta emotiva, volvió a ser parte de la escena junto con el relato de las maniobras sexuales a las que la sometía el hombre.


El 27 de junio pasado, la Asesora de Menores Patricia Sirera se enteró del caso porque le avisaron de la escuela y lo denunció. Entonces la niña pasó a un hogar de tránsito y comenzó una investigación en el Tercer Juzgado de Instrucción dirigido por el juez Guillermo Adárvez.


Allí, la situación se complicó para el hombre y también para el hijo que señaló la jovencita, como autor de manoseos. Sin embargo el joven no pudo ser localizado y sólo el custodio debió enfrentar cargos por abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por la situación de convivencia y por ser el padre, es decir alguien que debía cuidarla.


El magistrado creyó conveniente imputarle esos delitos luego que la niña relatara en cámara Gesell y también ante un psicólogo los detalles de los hechos que sufría.


El sospechoso no dio su versión.


Por eso, el juez Guillermo Adárvez lo procesó con prisión preventiva y embargó sus bienes por 200.000 pesos. Si el fallo queda firme, el acusado llegará detenido al juicio. 

 

EL JUEZ Guillermo Adárvez entendió que las pruebas complicaban al custodio privado y lo procesó con prisión preventiva.

 

Un antecedente en Chimbas

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Uno de los últimos antecedentes de un hombre sospechado de abusar de su propia hija se conoció el pasado 10 de octubre. Ese día, un obrero de 50 años fue detenido luego de que su expareja lo denunciara por manosear a la hija de ambos, de 8 años.


La oportunidad para el supuesto abusador surgió cuando su exmujer le pidió que le cuidara los chicos (un varón y una nena) para no dejarlos solos en su casa de Trinidad, Capital, pues ella debía asistir a un evento.
Esa vez el hombre se llevó a los niños a la casa de sus padres en Chimbas. Y se sospecha que durante la noche se levantó, fue hasta el lugar donde dormía la nena y comenzó a manosearla.


Al otro día le regresó los chicos a su ex, pero entonces su situación comenzó a complicarse porque la niña le contó todo a su madre y en el acto puso la denuncia en la Policía.


Ahora, un juez debe decidir si las pruebas corroboran la existencia del delito y si el sospechoso debe o no ser liberado.