Desconsuelo. María Fiorela Eiras pasó la noche a puro llanto porque dudaron de su maternidad, con custodia policial. Abajo, con su embarazo.

Parir en su casa por decisión propia le costó un largo dolor de cabeza a María Fiorela Eiras (27). Eluney nació a la 1,19 del pasado lunes y todo era felicidad, pero los problemas empezaron al momento de inscribirla en el Registro Civil. Por protocolo, le solicitaron que fuera a un hospital y pidiera los certificados correspondientes para probar su maternidad. Fue ese el paso que daría inicio a una pesadilla que se prolongó por casi 24 horas.

¿Qué pasó? Alrededor de las 17 de ese día se presentó en el Hospital Rawson con la recién nacida y su pareja, Antonio Rosales (28), para hacer ese trámite. Según fuentes judiciales, llegaron diciendo que tenían que "viajar de manera urgente a San Luis, con una actitud no muy amable". Y las alarmas se encendieron, pues además desde el hospital afirmaron que las versiones de la pareja eran contradictorias cuando les preguntaron en qué circunstancias había nacido.

Desde la otra vereda, la madre de Eiras, Marisa Maragliano (58), señaló que su hija no dijo que tenían que irse a San Luis, que la atendió un neonatólogo y les dijo que el niño gozaba de buena salud pero que no podía darles los certificados porque no era partero ni obstetra. "Mi hija me dijo que pensó en ir a otro hospital a buscar los certificados, cuando en realidad la tendrían que haber internado y revisado", aseguró la mujer, que viajó desde Rosario por el nacimiento.

Lo concreto es que cuando quisieron irse, un policía interrumpió su marcha y les pidió los documentos a ambos. Tras una tediosa espera, alrededor de las 19, les informaron que iban a retenerlos y que debían firmar un acta que, en palabras de Maragliano, decía que la pareja "había ido a buscar un certificado de nacido vivo". Ellos se negaron y decidieron plantarse en la sala de espera, donde a eso de las 22 llegaron más policías diciendo que por orden del juez Pablo Flores quedaban demorados. Así, a Rosales se lo llevaron a la seccional 1ra, mientras que ella permaneció en el hospital con su bebé, con custodia policial.

"Estuvo toda la noche sin comer y sin tomar agua. No la atendió ni la revisó ningún médico. Ni siquiera ha podido amamantar por el estado de nervios y ataques de llanto que ha tenido toda la noche", relató Maragliano. Sin embargo, desde el hospital aseguraron que fue ella quien se negó a pasar a una habitación.

Mientras eso ocurría, la Policía y la Justicia investigaban la procedencia de la bebé. Es más, hasta hicieron un conteo en el área de Maternidad, indicaron fuentes judiciales. 

Recién sobre las 11 de ayer y cuando los medios ya se habían hecho eco del problema, Eiras fue internada con su bebé. Allí la sometieron a una serie de estudios médicos que confirmaron que había dado a luz en las últimas horas. Cerca de las 16 le quitaron la custodia (su pareja fue liberada al mediodía), pero anoche seguía internada para preservar la salud de la pequeña.

Oriunda de Rosario al igual que su madre, Eiras llegó a San Juan hace 5 años. Al poco tiempo conoció a Rosales y se asentaron en el Barrio Los Tamarindos, Chimbas, donde pusieron una verdulería. 

"Uno tiene derecho a parir a sus hijos donde quiera. Yo vine a conocer a mi nieta, no a encontrarme con esta historia. Fueron 24 horas de angustia, tristeza y llanto. Fue una experiencia horrorosa, lo que pasé en ese hospital es algo que no se puede creer", concluyó Maragliano. Se espera que hoy por la mañana abandonen el hospital.

Cómo sigue el caso
 

Si bien los médicos ya confirmaron que la mujer había dado a luz en las últimas horas, el juez Pablo Flores (Segundo de Instrucción) espera el resultado del ADN para descartar todas las dudas. Lo que trata de determinar es si se ha cometido una tentativa de supresión de estado civil (art. 139 del Código Penal).