Casi una tragedia. Alejandro Tantén señala el sector de donde sacó a su vecino ebrio. El fuego dejó serios daños en la habitación del damnificado y por eso un sobrino se lo llevó a su casa.


“Nos dimos cuenta del incendio porque estábamos con mi señora viendo televisión y se cortó la luz. Cuando salí a ver por qué se cortó, vi una llamarada que salía de la casa del vecino. Así que me metí a su pieza y lo arrastré afuera porque el hombre estaba borracho y se quedó dormido”. Así explicó Alejandro Tantén la maniobra que realizó el jueves para evitar que su vecino, Alejandro Páez (66, metalúrgico), muriera en un incendio ocurrido en su rancho de calle Granaderos, al Este de Lemos, Pocito. Luego de rescatar al vecino, Tantén y su señora, Magdalena Luján, echaron agua con lo que tenían a mano, mientras poco a poco Páez se recuperaba. Unos policías que pasaban por la calle también ayudaron y dieron aviso a los bomberos de Rawson. Pero a pesar del esfuerzo del matrimonio y de los policías, el metalúrgico perdió toda su ropa, una cama y lo poco que tenía. Por si fuera poco, el techo de su pieza se cayó y las llamas dañaron otro sector y una habitación ocupada por una hija de Luján.


El hecho ocurrió a las 22 en un terreno que habita el damnificado, la pareja, la hija de la mujer y el dueño del predio. Ayer, los bomberos investigaban las causas que originaron el siniestro. Por su parte, Tantén explicó que “todo fue por un cortocircuito. El cable de la luz entraba por un hueco arriba de la puerta y parece que allí fue el problema, porque vi que el fuego estaba ahí. Mi vecino estaba durmiendo y ni se dio cuenta lo que pasaba”, comentó el hombre. 


Magdalena relató: “la casa de mi vecino estaba en llamas y si mi marido no se hubiese metido, el hombre se moría”. Tras arrastrar a Páez hasta al lado de un horno, los vecinos intentaron apagar el fuego. “El hombre sólo estaba vestido con una remera. Mientras nosotros tratábamos de apagar el incendio, el se despertó y se quedó parado mirando cómo se quemaba su casa. Perdió todo”, dijo el improvisado rescatista. 


Los bomberos estuvieron una hora y media para extinguir el siniestro. En tanto, otro vecino le donó algo de ropa al damnificado y luego un sobrino se lo llevó para que se quede en su casa.

“La casa estaba en llamas y si mi marido no se metía, el hombre se moría”.

MAGDALENA LUJÁN, TESTIGO