Buenos Aires, 8 de octubre.- Desnudo, tirado al lado de su cama, atado y con varias cuchilladas en el pecho. Así apareció el cuerpo de Julio César Vitoria (63), dueño de una heladería, asesinado en julio del año pasado en su departamento de Flores. El caso no tuvo novedades hasta el martes pasado, cuando la Policía detuvo a una amante de la víctima. La hipótesis de los investigadores es que el comerciante fue apuñalado durante un encuentro sexual y que la mujer escapó con unos $ 20.000.

Paula –la presunta homicida– es casada, tiene dos hijos y 33 años y fue arrestada. Los investigadores saben, en base al testimonio del hijo de Vitoria, que el heladero y la detenida mantenían una relación desde hacía más de diez años.

Vitoria apareció muerto el 30 de julio de 2014 y los peritos concluyeron que pudo ser asesinado a puñaladas en medio de un juego sexual. Vitoria tenía las manos sujetas con pañuelos de seda y corbatas, y una cuerda alrededor del cuello. Ninguno de los lazos era lo suficientemente firme como para inmovilizarlo, por lo que creen que él no se resistió.

Sin embargo, en la escena del crimen no encontraron elementos que orientaran la investigación ni el cuchillo utilizado en el homicidio.

Según contaron fuentes de la investigación, la detenida solía enviarle fotos desnuda. “Un mes antes del hecho, le remitió un mensaje en el que le proponía ‘atarse’”, informó ayer la fiscalía de Instrucción N° 41, a cargo de Silvana Russi, a través de la web de la Procuración General. En esas conversaciones también hablaba de una “fiestita” en la que iban a hacer “cositas raras”.

Fuentes de la investigación contaron: “Luego del homicidio, la mujer cayó en un cuadro depresivo y estuvo internada con tratamiento psiquiátrico. Hubo testimonios y nuevos elementos que impulsaron al juzgado a pedir ahora la detención. Hay indicios como para pensar que es la autora”.

Los investigadores creen que en la noche del 29 de julio de 2014, el heladero tuvo un encuentro sexual con la sospechosa en su departamento. El hijo de la víctima contó que esa tarde su padre se había llevado de la heladería unos $ 20.000 en una mochila. La plata nunca apareció. El homicida también vació una caja fuerte y escapó con dólares y dos teléfonos celulares.

La puerta del departamento no había sido forzada. Además del dinero, faltaba un juego de llaves: el homicida se las llevó para abrir y cerrar la puerta. Ese otro dato también llevó a los investigadores a pensar en la detenida.

Fuente: Clarín