Bronca. A Patricia Ruiz ayer todavía le duraba la furia. Los delincuentes hicieron un desastre en su habitación, porque además de revolver todo dañaron las puertas del ropero. De un cajón de ese mueble sustrajeron los $150.000 que la mujer estaba juntando con su trabajo y el kiosco.

Con la cara empapada en lágrimas, los hombros caídos y la cabeza apuntando al piso, como derrotada. Así estaba ayer Patricia Ruiz, una almacenera de 38 años que en la noche del último jueves padeció la visita de ladrones en su casa de 9 de Julio, de donde le sustrajeron $150.000 que ahorraba para una operación que necesita su nieto, una notebook Samsung, ropa, mercadería del kiosco (principalmente bebidas alcohólicas como cajas de vino y botellas de cerveza) y otras cosas que ayer, mientras revisaba en medio del desastre, se iba dando cuenta que faltaban.

"Me paso todo el día trabajando para que en un ratito me lleven todos mis ahorros", lamentó la víctima, que vive con su hija de 16 años y su nieto de 1 año y 6 meses, que debe ser operado por un problema en la vista.

La casa está ubicada en la manzana "E" del Barrio Senderos del Oeste, entregado hace menos de dos años. Patricia abrió un almacén en la habitación que da a la calle y desde entonces lo lleva adelante con mucho esfuerzo. Aparte, como a veces no alcanza, suma unos pesos trabajando como secretaria en una inmobiliaria. "En la mañana trabajo ahí y al kiosco lo atiendo toda la tarde y toda la noche, lo tengo abierto las 24 horas. Yo casi no duermo. Esto me ha costado mucho, sola he hecho todo. Yo todas las mañanas viajo en colectivo a la feria, a comprar la verdura. De ahí aparezco en mi trabajo, parezco una mula con todas las cosas con las que llego. Tipo 2, 3 o a veces 4 de la tarde salgo y me vengo a atender el negocio. Es mucho esfuerzo como para que me hagan algo así", expresó, sin poder contener el llanto.

Si alguien desea colaborar con la víctima, puede comunicarse con Patricia al 2645801611.

Ese día Patricia salió de la casa a eso de las 19, a buscar fiambre para el almacén. Su hija y su nieto tampoco estaban. Eso fue aprovechado por al menos dos delincuentes que para entrar rompieron una ventana del frente. Según la mujer, el robo fue alrededor de las 22, pues a esa hora unos niños observaron movimientos extraños. Además de sustraer las pertenencias, los ladrones causaron destrozos pues, por ejemplo, tiraron al piso varios aparatos y rompieron las puertas de los roperos, la alacena y otros muebles.

La casa quedó hecha un desastre, con vidrios, prendas, mercadería y gran cantidad de elementos en el suelo.

Minutos después del ataque la Policía, que había sido advertida por los vecinos, apresó a un sospechoso en un barrio contiguo. Se trata de un menor de 17 años que fue sorprendido cuando intentaba vender un parlante, un pendrive y una gorra, sustraídos a la mujer, a un precio irrisorio.

"Esos han estado tomando por acá cerca y seguro han visto cuando me he ido. Al otro ya lo tienen identificado, pero ya a la plata no la voy a recuperar", lamentó. Ella misma, por la noche y totalmente desbordada, salió a recorrer los territorios cercanos y encontró su secador de pelo, un bolso y algunas cajas de vino. Mientras que ayer seguía con esa sensación de furia: "Me han arruinado".