Preparado. Un vecino que tenía que salir sí o sí se armó con una sofisticada máscara para sortear el humo. Si bien se dijo que no era tóxico, el olor era fuerte y en algunas personas hasta provocó mareos y dolor de cabeza.

"Parecía una guerra con todas las explosiones que hubo. Vino la Policía y nos pidió que nos fuéramos hasta la esquina por los riesgos", contó Marcos (60), mientras caminaba hasta la casa de una tía con una bolsa con zapatillas y ropa de trabajo: "Me voy para allá porque acá el humo es insoportable". Juan Carlos Lara (74) vive a 7 cuadras, pero igual se despertó alterado por el ruido. "Se zamarrearon las ventanas, fueron muy fuertes las explosiones", describió mientras trataba de taparse la boca y la nariz con la campera para no inhalar el humo. "Estaba despierto viendo tele. Primero pensé que podía ser alguna cubierta que se reventó, pero después vinieron varias explosiones muy fuertes. Se estremecía la tierra", afirmó por su parte Simón (73), otro de los vecinos que ayer por la mañana se arrimó a curiosear los vestigios del desmesurado incendio que se desató durante la madrugada en el depósito de la agroquímica "Agrícola del Oeste SA", en el 1700 (S) de calle Mendoza, en Trinidad, Capital.

Eran las 11 de ayer y el lugar parecía que había atravesado una suerte de catástrofe. Entre algunos curiosos (los menos, por temor a la supuesta toxicidad del humo), autoridades provinciales, policías, bomberos, periodistas, fotógrafos y otros, más de cien personas iban y venían. La calle estaba tapada por agua. Los más preparados tenían barbijos, mientras que el resto improvisaba con bufandas, pañuelos, o lo que fuere. Unas diez máquinas trabajaban sacando los restos de productos quemados, que eran colocados en fila en la calle para que les tiraran más agua.

Desastre. Personal de Bomberos durante la mañana de ayer trabajaba sacando lo poco que quedó a salvo. Mientras, continuaba saliendo humo.

Un poco más lejos, una ambulancia con dos enfermeros estaba disponible para atender a los afectados. Desde la vereda de enfrente, los dueños de la empresa miraban con tristeza y no hablaban con los medios. Las calles de los alrededores estaban cortadas. Las casas vecinas tenían todo cerrado y no salían por nada del mundo. Gran parte de los negocios de la zona directamente no fueron a abrir. Escuelas cercanas con clases suspendidas. Corridas, indicaciones a gritos, autoridades a las que no les paraba de sonar el celular.

Eso fue sólo parte del panorama que se vivía ayer en la puerta y los alrededores de ese depósito que a eso de las 0.30 de ayer empezó a arder, por causas que hasta anoche se desconocían porque recién hoy concluirán las pericias (ver recuadro). 

Lo concreto es que a los minutos el lugar estaba lleno bomberos que trataban de controlar las llamas, que superaban los diez metros y quemaban toneladas de fertilizantes y pesticidas. Y también repleto de policías que intentaban que la situación no se les fuera de las manos y no terminara en una desgracia peor. Para eso fueron puerta por puerta pidiendo a los vecinos que salieran de las casas y se dirigieran hacia una zona más segura. Y mientras eso pasaba todo era dramático porque por la combustión de los químicos se produjo una seguidilla de fuertes explosiones que sembraron terror en la zona, al punto que se percibieron a varias cuadras. Incluso un bombero, el agente Jesús Daniel Quinteros (28), terminó con el húmero izquierdo quebrado al caer de una escalera que volteó la onda expansiva de uno de los estallidos, mientras arrojaba agua desde una casa vecina. "Sentís mareo, dolor de cabeza. Y arde la nariz y la vista. Después de tantas horas te sentís abombado", explicó otro bombero mientras un enfermero le ponía suero en los ojos para calmarle el ardor. Varios compañeros más tuvieron que ser atendidos con síntomas similares.

Impresionante. Las llamas alcanzaron una gran magnitud, al punto que superaron los 10 metros. También hubo explosiones.


Recién cerca de las 5, las dotaciones pudieron controlar el fuego, pero la gruesa columna de humo no paró incluso hasta pasado el mediodía. Frente a eso y por precaución, se ordenó a los vecinos que cerraran puertas y ventanas. También se suspendieran las actividades en tres escuelas cercanas (ver infografía). No obstante, el director de Protección Civil, Alfredo Nardi, llevó tranquilidad al aclarar que "el denso humo tiene las características de un incendio típico importante, pero no es tóxico". 

Lo cierto es que, ante la duda, los habitantes de la zona tomaron precauciones. "Dejé todo cerrado en mi casa y salí porque tengo que ir a hacer compras. Es muy fuerte el olor y tanto yo como varios estamos con dolor de cabeza", afirmó Claudia (42), caminando rápido y sosteniéndose el barbijo.

Anoche una dotación de Bomberos todavía trabajaba en el lugar sacando escombros. El depósito tiene alrededor de 500 metros cuadrados, y estaba repleto de pallets con bolsas de fertilizantes y pesticidas. Las llamas consumieron gran parte de esos agroquímicos, por lo que se estiman pérdidas millonarias, dato que no pudo ser confirmado porque desde la empresa no quisieron brindar declaraciones. Además, el fuego destruyó dos cuatriciclos, un acoplado y parte de un camión, mientras que otro pudo ser rescatado a tiempo, dijeron fuentes policiales.


Pericias, la clave
 

Hasta anoche, Bomberos no había informado oficialmente cuáles habían sido las causas que originaron el siniestro, es decir si fue un accidente o si, por el contrario, alguien deliberadamente prendió fuego para causar daño. Si se comprueba la segunda hipótesis, el caso sufriría un giro importante pues pasaría a ser considerado como un hecho grave y entonces la causa dejaría de ser investigada en un juzgado Correccional y pasaría a uno de Instrucción.