POR ADENTRO. Así quedó el living de la familia luego de que el vehículo causara los destrozos en su vivienda. Ayer fueron obreros a evaluar los daños en la estructura y hoy empezarían a trabajar.

La familia Jaimé-Jofré anoche se fue a la cama esperando dos cosas: primero, que no se les venga el techo encima mientras duermen; y segundo, que las autoridades municipales pongan algún reductor de velocidad en esa esquina de Cabot y Meglioli o tomen algún otro recaudo, porque están hartos de que los vehículos les choquen la casa. Tanto, que ayer una camioneta 4x4 se les incrustó en la pared, la destrozó y les hizo pedazos un sector del living, reventando además una columna y dejando el techo de la vivienda en altísimo riesgo de derrumbe.

POR AFUERA. La pared que da a calle Cabot quedó literalmente destruida, al igual que una de las columnas que sostienen el techo de ese espacio de la casa, con todo el peligro que eso implica.


"Es muy peligroso vivir así. Hoy vinieron unos albañiles que envió el padre del chico que manejaba la camioneta, un muchacho de 18 años, y mañana -por hoy- empezarían a trabajar. Pero mientras tanto, estamos bajo un techo que se puede caer en cualquier momento", graficó Marcela Jofré, dueña de casa junto a su marido y sus cuatro hijas.

En la esquina no hay semáforos y anoche tampoco funcionaba el alumbrado de las calles.

Según narró Marcela, alrededor de las 7 de la mañana los despertó el fuerte impacto. Se asomaron de las habitaciones y vieron lo que había pasado. "El chico venía rapidísimo y creen que se quedó dormido, porque no hay ni marcas de frenada en la calle", contó.

No es la primera vez que les chocan la casa, aunque sí es la más grave. Hace dos años, una joven en una camioneta les atravesó el alambrado y terminó contra la puerta de la cocina. Un año después, una señora que aprendía a manejar chocó un árbol de la vereda y terminó rompiéndoles el puente. Al tiempo, un conductor que iba alcoholizado terminó incrustado contra el puente reconstruido, que volvió a dañar. "Y eso que no cuento la cantidad de motos que vienen a dar contra nuestra pared", añadió indignada la mujer.

Por eso insisten en pedirle al municipio de Rivadavia que tome alguna medida de seguridad vial en la esquina. Pero, según Marcela, no tienen respuesta.

Lo único que tienen por ahora es la incertidumbre de qué pasará con su vivienda. Y la angustia de que, en la rodada, la camioneta también atropelló a Balto, su perro collie de un año y medio que quedó muy grave y hasta anoche no sabían si iba a poder salvarse de este hecho tan terrible como insólito.