Una familia capitalina vivió una noche de terror a manos de tres encapuchados armados que se movilizaban en un auto y que los sorprendieron en su casa.

Dos de los sujetos aprovecharon que el portón del garaje estaba abierto y encañonaron al jefe de hogar cuando cenaba. Al hombre lo tiraron al piso con silla y todo y le pusieron un arma en la cabeza, mientras le exigían dinero.

Al ver esa escena, la esposa salió a pedir ayuda y el cómplice amenazó a sus dos hijos. Luego de unos minutos, los ladrones tomaron una Playstation 3, una pulsera y un anillo de oro, tres celulares, $500, documentación e incluso amenazaron a dos vecinos que intentaron acercarse a ayudar a la familia, precisó Juan Escales, la víctima.

El ataque trascendió ayer, pero ocurrió a las 22.45 del martes pasado en la casa que habita el hombre, con su esposa Teresita Vargas y sus dos hijos, de 23 y 16 años en calle Agustín Gómez, en el Bº Santa Cecilia. Escales es ingeniero electrónico y actualmente está desempleado.
 

El hombre recordó que esa noche habían regresado de una misa en Caucete por el aniversario de fallecimiento de una tía suya. ‘Llegamos y dejé el auto enfrente. Por el calor, dejamos el portón abierto y me senté a cenar mirando tele.

La puerta de ingreso la cerramos y se abre por dentro. Pero los ladrones la abrieron metiendo la mano por una ventanita que hay al costado’, dijo Escales.

Dos encapuchados bajaron de un Chevrolet Agile y sigilosamente abrieron la puerta sin que la víctima se diera cuenta. Cuando lo tuvieron a tiro, le taparon la boca, lo tiraron al piso y le pusieron un arma en la cabeza.

‘Cuando me taparon la boca pensé que era un chiste de algún conocido. Pero cuando vi de qué se trataba ya era tarde’, comentó Juan.

Mientras uno de los sujetos seguía apuntándole al jefe de hogar, su esposa vio la situación y salió corriendo al fondo a pedir ayuda a los vecinos.

Entonces, el cómplice fue a revisar la casa y encontró al hijo de la pareja en el baño y lo obligó a quedarse allí. A la hija se la cruzó y le sacó sus alhajas.

‘Fue todo muy rápido. Querían plata y se llevaron lo que encontraron. Encima, un vecino se vino armado con un palo y otra vecina también se acercó, pero en la vereda los amenazaron con las armas y no pudieron hacer nada.
 

Hace tres años nos robaron en la casa, pero nada parecido a esto. Lamentablemente ahora tenemos que vivir encerrados’, explicó la víctima.