La noche del 24 de noviembre de 2024, en que Rodolfo Fabián Lucero, de 52 años, decidió salir a entregar los pedidos de comida para no perder ventas del negocio que tenía con su sobrino, ya que el del delibery no pudor ir, jamás imaginó que ese acto de responsabilidad sería el que lo llevaría a la muerte. Su hermana, Zulma Edith Lucero, en diálogo con DIARIO DE CUYO, reconstruyó su historia, el dolor que atraviesa la familia y su lucha para haya justicia.
“Mi hermano salió porque había fallado el delivery y él no quería perder las ventas. Dijo: ‘Ya vengo, voy a hacer los pedidos’ y no volvió más”, relató Zulma con la voz quebrada. Fabián, después de trabajar 30 años en una fábrica, se había quedado sin empleo y su único sustento económico y para el de sus hijas, por dos años, era el negocio de venta de comidas que tenía con su sobrino y las changas como cocinero que conseguía en otros locales.
El accidente a metros de su casa
El siniestro ocurrió en la esquina de Nuche y San Miguel (Hipólito Yrigoyen), en límite de Capital y Rivadavia, a tan solo 20 metros de la casa de Fabián. Esa noche de calor, mucha gente estaba en la calle. Su sobrino y su primo lo esperaban para cenar. Lo vieron parado en el semáforo, esperando el verde, con su mochila amarilla de delibery.
Cuando la luz cambió, Fabián, que iba por Nuche hacia el oeste y avanzó para doblar a la izquierda por San Miguel, del otro lado, según Zulma, una camioneta Toyota Hilux (conducida por Carlos Luciano Molina) venía a muy alta velocidad. “Escucharon el estruendo. Lo que quedaba en el piso, todos esos destrozos, era por el cuerpo de mi hermano. El pecho de mi hermano era una gelatina”, contó.
Zulma asegura que la camioneta arrasó con todo: “Tenía una frenada de 15 metros desde la San Miguel. No pudo parar. Vio el amarillo, vio el rojo y apretó el acelerador”.
Fabián apenas iniciaba el giro cuando la camioneta lo embistió. “Fue una sola fuerza la que se encontró con el cuerpo de mi hermano. Él recién estaba arrancando después del verde”, afirmó. Según el testimonio de la mujer, la camioneta impactó por completo el cuerpo de su hermano y la moto solo había quedado con la rueda de adelante doblada.
Una relación previa, pero sin un gesto de humanidad
Lo que más sorprende y duele a la familia es que la víctima y el conductor Molina eran conocidos del barrio. “Nunca hubo una disculpa, nada. Solo recibí dos cartas documento exigiéndome que no los nombrara más. Dijeron que mis publicaciones en Facebook los perjudicaba en su negocio. Me amenazaron con iniciarme una querella por injurias”, relató Zulma.
La madre del conductor también firmó esos documentos. “Eso me dio la pauta de quién lo crió. Yo no la puse en ese lugar, ellos solos se ubicaron ahí”, dijo.
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La investigación y “un sobreseimiento” en debate
El fiscal Iván Grassi dictaminó que no había elementos suficientes para sostener la acusación contra Molina. Según su evaluación, los dos testigos que inicialmente dijeron que había pasado en rojo no ratificaron la versión, y consideró que la maniobra de Fabián —cruzar de carril para doblar a la izquierda— también influyó en el hecho.
Pero Zulma no coincide con esa conclusión: “Muchos testigos vieron que pasó en rojo. Si esto fuera en Flagrancia, ese chico estaría preso. Lo mató sin que mi hermano hiciera un solo movimiento brusco”.
La causa fue enviada para revisión al otro fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Francisco Micheltorena, quien deberá resolver si ratifica o rechaza el sobreseimiento.
Zulma lamentó además que la familia no haya sido aceptada como querellante: “La exmujer de mi hermano sí fue aceptada, pero nosotros no. Estamos frenados. Mi hijo recién pudo recuperar la moto hace poco”. El vehículo era del sobrino de Lucero, con quién tenían el negocio en común.
El conductor, en tanto, quedó detenido solo unas horas. “Pagó la multa, le devolvieron el carnet y la camioneta. Y siguió manejando, como si nada hubiera pasado”, cuestionó.
Memoria y reclamo
Hace pocos días, Familias del Dolor instaló un cartel con el nombre de Fabián en la esquina donde murió. Zulma tuvo que volver al lugar después de un año evitando ese cruce: “Ver el nombre de mi hermano ahí es lo más doloroso del mundo”.
Su lucha, dice, continuará hasta obtener justicia: “Si es culpable, que tenga una condena efectiva. Y si es inocente, que lo pruebe. Pero el que mata debe ir a la cárcel. No puede ser que alguien pase un semáforo en rojo y siga manejando como si nada”.
La familia de Fabián insiste en que la investigación debe profundizarse. “Se llevó una vida, pero podría haberse llevado muchas más. Esa esquina es un caos. Tiene cinco arterias que cruzan”, advirtió Zulma.

Y cerró con un mensaje que resume todo su dolor: “Mi hermano salió a trabajar, a entregar pedidos para cumplir. Y así terminó. Nosotros no vamos a parar hasta que haya justicia.”

