Este lunes 15 de diciembre de 2025, Miguel Ángel Albornoz, alias “el Taza”, volvió a ser condenado por la Justicia sanjuanina. En esta oportunidad, mediante juicio abreviado recibió dos años de prisión de cumplimiento efectivo por el delito de robo en grado de tentativa, con declaración de reincidencia y prisión preventiva, a raíz de un hecho ocurrido en el departamento Rawson.
La causa se tramitó en el ámbito del Ministerio Público Fiscal, UFI Delitos contra la Propiedad. Intervinieron el fiscal coordinador Cristian Catalano, la ayudante fiscal Florencia Caillet y la auxiliar Carla Savall. Por la defensa, estuvo el defensor oficial Marcelo Salinas Weber. Ambas partes llegaron a un acuerdo de juicio abreviado. El juez Federico Rodríguez homologó el acuerdo y dictó la sentencia.
El intento de robo
Según la investigación, el 20 de junio de 2025, alrededor de las 22.20, Albornoz llegó en bicicleta azul a una casa ubicada en calle Estado de Israel, Rawson, propiedad de de un hombre de apellido Aciar. Allí forzó las rejas en la parte inferior izquierda y rompió el vidrio de una ventana para ingresar.
Sin embargo, la activación inmediata de la alarma, equipada con sensor de movimiento, frustró el ilícito y obligó al imputado a darse a la fuga sin sustraer elementos.
Recaptura y pruebas
El domingo 29 de junio de 2025, personal de la Brigada de Investigaciones Central D-5 recapturó a Albornoz, quien había sido recientemente liberado del Servicio Penitenciario Provincial. La identificación se concretó tras análisis de cámaras, relevamientos en barrio Belgrano y un allanamiento en su domicilio, donde se secuestraron prendas coincidentes con las usadas durante el hecho y una bicicleta similar a la utilizada.
Con esos elementos, quedó imputado por robo simple en grado de tentativa y, posteriormente, condenado.
Un prontuario extenso
La nueva sentencia vuelve a poner en primer plano el extenso prontuario de “el Taza” Albornoz, con antecedentes que se remontan a 1996 y se extienden hasta 2025. Entre los episodios más resonantes figura su participación en la histórica fuga del Penal de Chimbas en 1999, tras un motín con toma de rehenes.
En 1997 fue condenado a seis años de prisión y, en 2000, recibió una pena unificada de 22 años y 3 meses por evasión y tentativa de robo, que cumplió hasta 2020. También protagonizó polémicas fugas y liberaciones, incluida una en Mendoza (2012) y otra en 2016 mientras gozaba de salidas transitorias.
Más recientemente, en abril de 2024, había sido condenado a cuatro años y dos meses de prisión efectiva por el robo de una moto, pena que cumplía en el Servicio Penitenciario Provincial y por la cual, según trascendió, estaría gozando de salidas transitorias.
Con esta nueva condena, la Justicia vuelve a poner freno a un delincuente reincidente, cuya rápida vuelta al delito tras recuperar la libertad refuerza el historial de casi tres décadas de hechos contra la propiedad.

