En un extenso escrito de 99 páginas en las que concluye que la médica, Daniela Verónica Saldívar Osán, debe ser condenada a 3 años y 6 meses de prisión efectiva y a 10 años de inhabilitación para ejercer la medicina, por el presunto homicidio culposo de un bebé que nació al borde la muerte y perdió la vida 23 días después, en 2021, el fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Francisco Micheltorena, justificó por qué pedirá en el juicio que la profesional vaya a la cárcel, mensuró la trascendencia del hecho y consideró que no deben aplicarse circunstancias extraordinarias de atenuación.
‘El alto grado de negligencia y el desprecio por las consecuencias de su accionar refuerzan la necesidad de una sanción efectiva. Su actuar refleja una falta de previsión que resulta inexcusable para un profesional con su formación y experiencia’, dijo el fiscal.
Y agregó: ‘El daño ocasionado es irreversible. La conducta de la Dra. Saldívar derivó en la afectación grave e irreversible del bien jurídico protegido, en el caso la vida del bebé Lorenzo Narváez Barrionuevo, con impacto además no solo en su madre y su entorno, sino también en la confianza de la sociedad en el sistema de salud. El ejercicio negligente de la medicina con consecuencias letales exige una respuesta penal acorde a la magnitud del injusto.
Según Micheltorena, el caso tuvo un ‘importante impacto en la comunidad médica y en la sociedad en general, afectando la confianza en el ejercicio de la medicina (…) La pena no solo tiene una función retributiva, sino también preventiva y disuasoria, evitando que hechos similares se repitan.
También se anticipó a un eventual intento de la Defensa por conseguir una rebaja de pena: ‘no existen elementos que justifiquen una reducción de la pena por debajo de lo solicitado, ya que no hubo circunstancias excepcionales que disminuyeran su grado de culpabilidad’.
El bebé había nacido el 14 de junio de 2021, al cabo de 17 horas y 36 minutos de un trabajo de parto natural. Pero con una madre extenuada, emocional y físicamente, cuando pudo parir, el bebé nació con pocos signos vitales, con exceso de líquido en su cerebro, lesiones en el hígado, infarto de bazo, hemorragia de retina y otros traumas, de los que no pudieron salvarlo. Murió 23 días después. Según Fiscalía, que la mujer no dilatara y que el bebé no estuviera encajado en una posición favorable, ameritaba una cesárea, que hubiera evitado el trágico desenlace.
El próximo lunes, pedirán que el caso pase a juicio.

