Por primera vez, monseñor Alfonso Delgado habló del caso de los dos empleados del Arzobispado que él mismo denunció el mes pasado por un importante faltante de dinero en la institución. En diálogo con este diario, aseguró que se sorprendió cuando se enteró de lo que estaba pasando y que nunca se imaginó que fuera algo más que un desorden o un olvido. La denuncia está en manos del titular del Cuarto Juzgado de Instrucción, Benedicto Correa, y aunque trascendió que hay en juego un monto que va entre los 500 mil y 700 mil pesos, la máxima autoridad de la Iglesia sanjuanina prefirió no dar cifras por el secreto de sumario que rige en la causa. Los involucrados en el proceso son el contador Juan Brozina (exadministrador) y Darío Tapia (extesorero), que de un momento a otro se espera que sean indagados, y la presunta maniobra que los involucra fue detectada por una auditoría externa. Según Monseñor, la revisión de las cuentas ya estaba prevista, en noviembre de 2015 resolvieron adelantarla después de enterarse de que el primero no había pagado algunas erogaciones fijas que tiene el Arzobispado y la profundizaron cuando desapareció y no volvió a su lugar de trabajo. Por otra parte, el religioso negó que a esa altura el Vaticano estuviera planeando mandar una misión para controlar los gastos locales, aseguró que ya le comunicó la situación al Nuncio y dijo que si el día de mañana hay condena judicial, intentarán recuperar el dinero que desapareció a través de una acción civil contra los responsables.

-¿Cómo se dio cuenta del faltante de dinero?
-Primero que nada quiero decir que se trata de un tema serio, importante, que afecta a una institución, a personas, a familias y desearía que estuviera fuera del marco de la cultura del chisme, es decir del “se dice, me dijeron, me parece, se me ocurre pensar”. Pasa que esa cultura del chisme daña la verdad, la Justicia y sobre todo daña enormemente la caridad, además de las familias y otras personas. En ese contexto acepto que DIARIO DE CUYO me haga esta entrevista.

-Hecha la aclaración, ¿qué lo alertó de que faltaba dinero en el Arzobispado?
-A comienzos del mes de noviembre supimos que había algunas deudas pendientes con una ART, con la obra social de sacerdotes y alguna cosa más.

-¿Los notificaron las empresas de la existencia de esas deudas?
-Sí, nos llegó la información de esas deudas y entonces decidimos adelantar la auditoría de la gestión administrativa y contable del Obispado.

-¿Ya estaba prevista la auditoría?
-Íbamos a hacerla más a fin de año, pero decidimos adelantar la auditoría externa. El día 9 de noviembre comenzó esa auditoría y ese mismo día el administrador decidió retirarse del Obispado y ante la intimación de regresar y colaborar y no hacerlo se lo despidió con causa por abandono de trabajo. El primer informe del primero de diciembre de la auditoría sobre la tesorería nos permitió comenzar un sumario que determinó el despido con causa del tesorero, señor Darío Tapia y el otro es Juan Brozina. Luego decidimos profundizar la auditoría y también realizar una auditoría informática porque es un sistema pequeño y teníamos algunas dudas. De esa auditoría informática, contable, administrativa, a fines de enero tuvimos el informe del auditor externo, el contador Daniel Gimeno y también de la auditoría informática. Elevamos esto ante los abogados que llevan la causa y 5 días después se presentó ante la Fiscalía Penal. Yo mismo ratifiqué personalmente esto y nos constituimos en parte querellante para poder facilitar lo más posible el desarrollo de la causa.

-¿Esas auditorías se hacen rutinariamente?
-Las auditorías tienen distintos niveles, hay algunas que se hacen internamente, pero queríamos hacer una con más profundidad. El hecho de descubrir que el administrador se retiraba nos invitó a hacer una auditoría más profunda, incluso del sistema informático.

-¿Es normal que se hagan auditorías?
-Internas y externas, pero como tienen un costo siempre se hacen auditorías internas y se evalúa cuando hay sospechas o algunas otras complicaciones, se profundizan y se hacen de modo externo. En este caso iniciamos una auditoría externa, que luego decidimos profundizar mucho más, por ejemplo a la parte administrativa, de bancos e informática. De esos resultados elevamos las actuaciones y los presuntos hechos delictivos a la Justicia.

-¿La sospecha fue por las deudas o hubo algo más?
-Nadie sospechaba en el Obispado que hubiera algo más que un desorden, un olvido, una gestión incompleta. Jamás sospechamos esto. Por eso fue una sorpresa muy grande comprobar que ese día se retiraba el administrador y nunca más tuvimos contacto con él, ni con su abogado y al profundizar la auditoría detectamos también que en la tesorería, de otro modo distinto, había cosas incorrectas. Fue una gran sorpresa.

-¿Cuáles son esas cosas incorrectas?
-Eso tendrá que preguntarlo en el juzgado porque está bajo el secreto de sumario.

-¿Es cierto que el tesorero no entregaba recibos por la totalidad del dinero que recibía de algunas parroquias?
-No es así. Lo que descubrimos es que había diferencias entre algunos recibos y su contabilización. Pensamos primero que se trataba de un error, pero luego notamos que se repetía cinco o seis veces. Pero luego vimos que el contador decidió desaparecer y por eso avanzamos con una auditoría más a fondo.

-¿De cuánta plata se trata?
-La responsabilidad y el monto lo va a determinar el juez. Yo tengo una estimación personal, pero está bajo el secreto de sumario y es el juez el que lo puede determinar.

-¿Han podido determinar si esto venía pasando de mucho antes?
-Ha pasado a lo largo del año 2015, especialmente en los últimos meses. Como parte complementaria, se está revisando el año anterior. Si apareciera alguna cosa incorrecta se sumaría a la causa, como otro elemento probatorio.

-No descartan entonces que el perjuicio sea mayor…
-Ni descartamos ni dejamos de descartar, no tenemos ninguna certeza, tenemos que verificar un poco más y estamos trabajando en eso.

-¿Podría haber algún otro involucrado?
-No creo.

-¿Pone las manos en el fuego por el resto de los empleados?
-Totalmente.

-¿También las ponía por esos dos empleados?
-Ahora que ha pasado esto no puedo responder. Había confianza, en una empresa hay un principio que es el de confianza con el cuidado de las cosas y más en un organismo pequeño como es el Obispado, donde todos nos conocemos, a las familias, los hijos. Una de las personas estaba pasando por una situación familiar complicada, por lo menos es lo que nos decían y también entendíamos que eso podía hacer olvidar algo, retrasar unos datos.

-¿Ha tenido la chance de hablar con ellos?
-No, Bronzina se retiró y a Tapia se lo citó para comunicarle de una suspensión previa para poder completar el sumario y después los abogados se encargaron del resto.

-¿Cree que esta situación puede dañar la imagen de la Iglesia?
-Creo que no, porque lo que se ve es que actuamos con respeto a las personas, a la Justicia y a todas las instituciones de la sociedad. Precisamente estamos valorando estos procedimientos judiciales. Lo triste hubiera sido que uno lo hubiera querido arreglar por abajo de la mesa. Tenemos una responsabilidad institucional y ante un hecho presuntamente delictivo se investiga, se documenta para poder aportar pruebas y no una suposición periodística y luego se eleva al juez. Todo con respeto y la mayor precisión posible. Ojalá que en todos los ámbitos en los que se presuma que hay una incorrección se utilice el mismo procedimiento.

-¿De dónde provenía la plata que supuestamente falta?
-El Obispado tiene un flujo de caja que proviene de las parroquias, los colegios, las limosnas y recursos propios y tiene su plan de gastos. Esto ha ocasionado un perjuicio no a las colectas, porque eso ya se ha pagado, sino un daño en la gestión propia del Obispado. Lo estamos subsanando con dificultad y pensamos que esto se puede recuperar.

-¿Quiere decir que si hay condena, iniciarían una causa civil para recuperar la plata?
-Es lo que corresponde, es lo habitual; no soy abogado, pero sé que cuando hay una causa penal le puede seguir, a veces, una causa civil.

-Depende de su decisión…
-Mi decisión es bastante normal y lógica y lo vamos a hacer. Lo que sí vamos a cumplir con todas las deudas, con esfuerzo, pero se está haciendo.

-Si se enteraron porque desde afuera los notificaron de algunas deudas, ¿cree que fallaron los controles internos?
-No, algunos sacerdotes nos habían advertido que había un atraso en la obra social y lo atribuimos a un olvido, que podría merecer un apercibimiento.

-¿Pecó de exceso de confianza?
-Acá hay mucha confianza entre todos, los balances se presentaban, los recibos estaban, pero más en profundidad estaba el problema y eso espero que el juez lo pueda precisar.

-¿Es cierto que venía una auditoría del Vaticano?
-No (risas), el Vaticano no hace auditorías.

-¿Le ha informado a sus superiores?
-Por supuesto que al Nuncio le informé. Está al tanto de la denuncia y vamos a seguir comunicándole a medida que la causa vaya avanzando. Y no es que el Vaticano tenga una red de auditores por el mundo que está viendo lo que pasa. Es una actuación propia del Obispado como cualquier institución donde se detectan estos problemas.

-¿El Vaticano está al tanto o es informado de estas cuestiones?
-Al Vaticano llegan las cosas superimportantes y esta es una cosa ordinaria que puede pasar y que por respeto y por confianza me ha parecido conveniente que lo sepa el Nuncio en Argentina. Tampoco él tiene injerencia en esto, pero todo lo que pregunte se lo vamos a decir.

-¿Le podría caber a usted alguna responsabilidad en la estructura interna de la Iglesia?
-El obispo es responsable de los aspectos pastorales, educativos, institucionales, administrativos, de comunicación y otros. Pero en una institución, cuando falla algo o alguien, se busca qué es lo que ha fallado y se ponen los remedios oportunos. Es lo que se ha hecho. Se ha investigado, buscado y elevado todo al organismo competente, que es el juez.

-Quiere decir que cumplió con lo que debía hacer…
-Me parece que sí. En otros ámbitos se arreglan muchas cosas por abajo de la mesa, pero acá no.

-¿En qué ámbitos?
-En instituciones, empresas, a veces se resuelve así.

-Dígame de alguna…
-Basta con leer los diarios.

-¿Qué no se ha podido pagar por el faltante de dinero?
-Se han retrasado algunos pagos que teníamos, pero nos han concedido una prórroga, congelando los valores.

-¿Por ejemplo?
-La cuota de obra social de los sacerdotes y de los que están estudiando en el exterior o que están en algunas parroquias más alejadas.

-¿No había de dónde sacar otros recursos?
-Todo se maneja con una prudencia y si Dios quiere en dos o tres meses vamos a cancelar todo. También pensábamos hacer algunos arreglos en el Obispado, pero lo dejaremos para más adelante. También podríamos haber ayudado para comprar un vehículo en alguna parroquia que lo necesita, pero se esperará al otro año.

-Se ve como una torpeza que un contador haya transferido la plata a su propia cuenta, ¿cree lo mismo?
-Sería bueno preguntárselo a un contador o a un abogado.

-¿Pero qué piensa usted según su sentido común?
-Seguro que coincidiría con el suyo, no soy el juez de la causa.

-¿Ha tenido otros casos similares en el Arzobispado?
-No, en los casi 16 años que llevo en esta tarea.

-Hay personas que, por lo bajo, dudan del manejo de los recursos de la Iglesia, ¿qué dice ante eso?
-Volvemos a la cultura del chisme. Hablan de que se dice, se comenta. Yo propongo que no hablen por lo bajo sino por lo alto. Además, el Obispado en ningún momento ha dejado de prestar los servicios que tenía que prestar y no se ha detenido el trabajo pastoral, al contrario.

-Usted suele decir que se debe a los fieles, ¿por qué no salió antes a explicarles lo que estaba pasando?
-Corresponde que, si es un presunto delito, el camino no es salir a ventilarlo sino hacer lo que manda la ley, que es investigar, documentar, elevar a la Justicia. La única que puede juzgar es la Justicia.

-Y una vez hecha la denuncia, ¿por qué no la hizo pública?
-Los sacerdotes lo sabían, estaban al tanto de la auditoría, de que el administrador se había retirado, abandonando el trabajo.

-¿No cree que su silencio alimentó dudas y versiones sobre el manejo de las cuentas de la Iglesia?
-La prueba está en que la cultura del chisme funciona porque el diario se prestó a eso. Nosotros informamos internamente, también lo sabían en el Consejo de Asuntos Económicos, pero el resultado final no lo tenemos. Yo no puedo emitir un juicio antes que el juez.

-¿El Obispado debe rendir cuentas de sus gastos?
-Sí, se rinden cuentas ante el Consejo de Asuntos Económicos y se puede extender a otros ámbitos.