Desde su consultorio ubicado en la capital sanjuanina, el psiquiatra Juan López admitió que la salud pública argentina no está preparada para tratar la drogadicción, porque no maneja estadísticas que permitan conocer a los adictos y saber "cómo entraron al sistema y cómo salen".

Director de una cátedra en la UNESCO, López trabajó 13 años para la salud pública de Francia, un país que conoce a los consumidores "con nombre y apellido".

-¿Es bueno prohibir?

-Como psiquiatra, no estoy en contra de las prohibiciones. Estoy a favor de los procesos de educación. El que consume no es un criminal, es un enfermo. Pero no hagamos apología de la adicción. Hace más de 30 años que hay un consumo cada vez más escalonado en Argentina. ¿Ahora nos preocupamos de los enfermos?

-¿En qué fallan las políticas de salud argentinas?

-En que todos se patean el paciente, porque no hay sistema que aborde la drogadicción. Lo querés internar en un hospital general, te dicen que no porque es un drogadicto. Lo querés internar en un neuropsiquiátrico, también te dicen que no. Se necesitan años de evolución.

-¿Está preparado el Estado argentino para una legalización?

-No, porque la salud pública no estuvo preparada en estos últimos 30 años para hacerse cargo de los enfermos. El Estado abandonó al adicto hace mucho. Ahora hay que ver quien va a controlar al que vende. Como no se sabe si es punible la tenencia de 5 porros ¿quién sabe si el que los lleva es consumidor o vendedor?.

-¿Cuál es el costo económico de la drogadicción?

-Cuesta más de 12.000 pesos cada chico que ingresa al sistema jurídico federal hasta que es absuelto. Como la justicia federal está abarrotada de chicos que consumen, no se hacen más cargo y debe ocuparse el sistema de salud. Entonces, esto es una manera de limpiarse las manos.

-¿Cuánto cuesta rehabilitar a un adicto?

-Seis meses de tratamiento cuesta no menos de 30.000 pesos.

-¿Se puede recuperar totalmente un adicto?

-Yo no pongo las manos en el fuego. En Argentina no hay estadísticas, pero de los 360.000 heroinómanos que tiene Francia, el 40 por ciento es recuperable.

-¿Y qué hace Europa con los adictos que no se recuperan?

-Son monitoreados y controlados por el Estado, se les conoce el nombre y el apellido. Se les suministra metadona (psicofármaco) en sustitución de la heroína. El sistema de salud francés tiene 600.000 dosis por mes de metadona para esos 360.000 adictos. Para aquellos que no quieren recibir su dosis de metadona, el Estado abre centros de consumo de heroína y se las inyecta bajo control, proporcionándoles jeringas limpias para evitar el SIDA.

-¿Puede haber desórdenes con la despenalización?

-La despenalización no va a traer ningún tipo de orden, porque nunca hubo estadísticas sobre consumo de droga ni un seguimiento de los adictos en Argentina, como para saber cómo entran al sistema y cómo salen. Los países europeos manejan estadísticas serias y confiables, porque funciona la salud pública. Mientras que hoy Argentina no puede mantener un hospital de niños.

-¿En otros países aumentó la criminalidad tras la legalización de drogas?

-Sí. Lo que pasa es que no lo van a decir. En Argentina tampoco. No va a haber ningún funcionario de Gobierno que acepte que la criminalidad aumentó por consumo de drogas.

-¿Cuál es el perfil del drogadicto en Argentina?

-En los últimos 10 años cambió el consumo en Argentina. Los pobres antes no consumían. Ahora son consumidores y vendedores. Se decía que Argentina era un país de tránsito, pero la droga está instalada y ha matado empresarios por negocios con efedrina. Son situaciones que están ligadas a los carteles.

-¿Desde el punto de la salud, qué es una cantidad mínima para el consumo?

-Ninguna. Depende de la habituación de cada organismo. Algunos toman un vaso de alcohol y se les parte la cabeza. Otros toman tres y no les hace nada.

-¿A qué riesgos no sometemos si le abrimos las puertas al consumo de otras drogas?

-Es tremendo. Basta con un solo ejemplo: un chico que consume paco, en seis meses tiene quemada las neuronas. Además de excipientes de cocaína de mala calidad, el paco contiene vidrio molido y kerosene.

-¿Qué puede cambiar en San Juan a partir de la despenalización del consumo de drogas?

-Las comunidades como San Juan son perfectas para organizar políticas estatales para combatir la drogadicción.

Los países desarrollados como Alemania, Francia e Inglaterra organizan la salud pública dividiendo a la población en grupos de 750 mil personas, más o menos el mismo número de habitantes que tiene San Juan. Cada 750 mil habitantes tienen allí una red de salud pública propia para la problemática de esa cantidad de gente. Entonces, en San Juan debería conocerse hasta los más mínimos detalles sobre el perfil de los que consumen. San Juan tiene que tomar sus propias medidas de control. En San Juan entra la droga por la terminal. Tiene que estar gendarmería básicamente ahí.

-¿Qué tan alta es la mortalidad por consumo de marihuana?

-Yo no sabría decir cuanta gente muere por marihuana, pero seguro que hay muchos más que mueren por consumir alcohol. Al no haber estadísticas sobre mortalidad de drogadictos, se pone complicado porque no se sabe lo que hay que atacar.

-¿Está preparada la sociedad para la despenalización?

Argentina es uno de los países que más leyes tiene, pero donde menos se cumplen. Desde esta anomia, despenalizar la droga es muy severo y peligroso si no se trabaja con mucha precaución.