"Hay alrededor de un 30 por ciento de las construcciones de planta baja en San Juan que no tienen las normas sismorresistentes controladas o aprobadas". Este diagnóstico lo hizo ayer el director de Planeamiento de la provincia, Juan Manganelli, hablando de edificaciones particulares ya que aseguró que todos los edificios públicos o privados con acceso público están debidamente controlados.

Manganelli dijo que eso no significa que necesariamente esas edificaciones caerían ante un fuerte sismo, pero a la vez dijo que "no hay garantía" de que no colapsen porque "yo no puedo saber si eso que no tuvo control estuvo perfectamente construido. Está en la voluntad del propietario hacerlo de manera responsable". El dato se conoce en momentos de reflexión sobre la preparación edilicia de las comunidades para afrontar un terremoto como el que azotó Chile el sábado a la madrugada, y cuando en el país vecino se ha puesto el ojo en las fallas de las construcciones, incluso las más modernas (ver página 19).

Justamente el dato local se conoció ayer cuando Manganelli, junto a José Luis Gioja y otras autoridades, informaron que en San Juan se "trabaja estrechamente en materia sismorresistente", en el marco de las elocuentes imágenes de varias ciudades chilenas destruidas por el sismo.

Gioja alertó sobre las "construcciones clandestinas en San Juan", que no están debidamente autorizadas por Planeamiento e instó a la población a cumplir las normas.

El camino obligado para cualquier persona que desee edificar es pasar el control de esa repartición que revisa, entre otros requisitos, el plano de la construcción, si el cálculo y la estructura de hierro son adecuados o la calidad del hormigón, teniendo en cuenta que la provincia es de alto riesgo sísmico.

"No sirve tratar de ahorrar algunos pesos y luego poner un aire acondicionado central que vale mucho más y corre el peligro de destrucción de la vivienda y hasta de vidas", analizó Gioja.

Manganelli dijo que el 30% es un número estimativo, teniendo como universo alrededor de 150 mil construcciones en la provincia, de las cuales se sabe que la mayoría son construcciones horizontales y que cerca del 90% están ubicadas en el Gran San Juan.

"La gente construye sin controles, tal vez porque es más barato, porque no trabaja con un profesional, ahorran tiempo y burocracia, y otras personas construyen con menos costos sin saber que pueden tener un daño irreparable", argumentó Manganelli. Agregó que dentro del 30% hay construcciones preterremoto del "44 que escaparon a los controles actuales.

¿Qué controles se hacen? Más allá de los papeles que presenta el ciudadano para su autorización en Planeamiento, parece difícil para la repartición detectar construcciones clandestinas. Manganelli sostuvo que "vamos de arriba hacia abajo en el control. Primero todo edificio público, luego todo edificio privado que tenga acceso público y todo edificio que por su volumen pueda modificar la estructura urbana a partir de un sismo, son los que están absolutamente controlados. En los departamentos fuera del Gran San Juan se está trabajando con los municipios para que funcionen como componentes en la denuncia o en el pedido de inspecciones cuando vea que algo no está controlado".

El funcionario agregó que "en general tenemos un proceso de aprobación que están asociados con los municipios y otros entes, por ejemplo Turismo, Educación o Salud Pública, que requieren que haya cierta documentación para poder habilitar lugares, lo cual ayuda al mecanismo de control".

Manganelli dijo que una solución de la que siempre se ha hablado es la llamada "renovación urbana", que "implica un sistema financiero en el que al propio habitante le estén ayudando de alguna manera para que renueve la construcción". El funcionario analizó que esta meta no ha logrado alcanzarse pero que los planes habitacionales de erradicación de villas y para la clase media ayudan a este fin.