La gestión uñaquista decidió el año pasado desempolvar un viejo proyecto habitacional privado-estatal que por diferentes circunstancias quedó frenado y abandonado en una zona estratégica, de gran valor inmobiliario por ubicarse por Avenida Libertador casi calle Meglioli, en Rivadavia. 

Se trata del Barrio Gran Libertador, un complejo de 141 departamentos amplios, que quedó al 40% de su ejecución. Las viviendas que dan a la Avenida fueron las que quedaron más avanzadas y las de atrás, sólo con cimientos y construcciones hasta la altura de dintel de la planta baja, en el mejor de los casos.

Cuando el Gobierno licitó la terminación del barrio (junio de 2019), estimó en 540 días el tiempo de finalización y un total de $391 millones, pero la pandemia jugó en contra para el avance y ahora las autoridades del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) estiman que estará listo para finales de septiembre del 2021.

"Lo importante es que sigue avanzándose en la terminación, habíamos estimado una fecha pero esto que sucedió retrasó un poco los tiempos", dijo el director del IPV, Marcelo Yornet.

Las obras tienen dos ejes. En el caso de los departamentos que quedaron casi listos, por los daños que se produjeron, la exposición a la intemperie y demás, decidieron reemplazar la carpintería, instalaciones de servicios y cambio de cerámicos, entre otros detalles. El otro, es construir casi de cero las viviendas, respetando las dimensiones originales y espacios comunes del terreno. 

¿Irán a sorteo estos departamentos?

"No, hay gente que es adjudicataria, pero sí tendremos que hacer un repaso del estado de situación de cada uno de ellos. Lo que tiene que quedar claro es que no se sortearán", apuntó Yornet. El anuncio de la terminación de este complejo generó mucha expectativa porque, sin dudas, se trata de las viviendas hechas por el IPV mejores ubicadas.

La historia

El barrio fue diseñado en 1993 por la ‘‘Cooperativa de Vivienda y Consumo, San Juan Lta.’’, en conjunto con el Instituto Provincial de la Vivienda; y se comenzó a construir un año después. El valor inicial de los departamentos era de 32.800 pesos-dólares (eran tiempos de convertibilidad cambiaria), de los cuales el adjudicatario pagaba primero $16.500 a la cooperativa, con una entrega inicial de 300 pesos y 48 cuotas de 200 pesos, sumado a un pago extraordinario -una especie de cuota aguinaldo- en diciembre de 1.650 pesos. A eso se le sumaban 15 pesos, justificados dentro de lo que llamaron ‘‘cuota societaria’’. El resto del dinero, 16.300 pesos, debía financiarlo el IPV. 

Sin embargo, el sueño de muchas familias se convirtió en pesadilla, luego de que en 1996 la obra que llevaba casi un 40 por ciento de avance quedara paralizada porque la empresa encargada de la obra quebró. Hubo intentos privados y oficiales por reflotar la obra y fracasaron; además, en el medio se vendieron carpetas, usurparon algunos departamentos, entre otras cosas que postergaron hasta el hartazgo que salga una solución.