Argentina y Chile ratificaron ayer su voluntad de caminar juntas hacia un destino de hermandad y amistad en una jornada histórica para ambos países en el Vaticano ya que fue la primera vez que un Papa recibió a dos jefes de Estado para conmemorar un tratado de paz.

En el 25 aniversario de la firma del Tratado de Paz y Amistad rubricado por Argentina y Chile en 1984, que evitó un conflicto bélico por el Canal de Beagle, las presidentas Cristina Fernández y Michelle Bachelet sellaron la integración con la bendición de Bendicto XVI que puso al Tratado como un "ejemplo de paz para América Latina".

En un discurso pronunciado en la monumental Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Pontífice consideró que "este acontecimiento que hoy conmemoramos forma parte de la gran historia de dos nobles naciones, pero también de América Latina y un ejemplo luminoso de la fuerza del espíritu humano ante la barbarie y la sinrazón de la violencia".

El Papa leyó su mensaje en español ante las delegaciones de ambos países.

La crisis entre Argentina y Chile se desató en 1978, debido a las diferencias sobre la soberanía de tres islas de la boca oriental del Canal de Beagle, Picton, Lennox y Nueva.

Benedicto XVI dijo que el tratado está "indisolublemente unido" a la figura Juan Pablo II, "el cual, movido por sentimientos de afecto hacia esas queridas Naciones, no dudó en aceptar la delicada y crucial tarea de ser mediador".

El Papa Ratzinger resaltó también la figura del cardenal Antonio Samoré, encargado por el Papa Carol Wojtyla para llevar las negociaciones.

A juicio de Su Santidad, la firma del Tratado de Paz y Amistad fue una "solución digna, razonable y ecuánime". Pero, también advirtió que la paz se conserva cuando los gobiernos luchan contra "la pobreza y la corrupción, el acceso a una educación de calidad para todos, un crecimiento económico solidario, la consolidación de la democracia".

La conmemoración de este aniversario comenzó a media mañana con la llegada al Vaticano de las dos presidentas que llegaron juntas al Palacio Apostólico.

Benedicto XVI recibió primero a Cristina, con la que habló a solas durante 20 minutos. La presidenta de Chile, mientras tanto, se reunió con el Secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone.

Después, fue el turno de Bachelet con el Papa, mientras Fernández lo hacía con Bertone. Los tiempos fueron los mismos.

Concluido el acto, se trasladaron a la Basílica de San Pedro, donde colocaron dos coronas de flores sobre la tumba de Juan Pablo II.

Tras unos minutos de plegarias, se trasladaron a la Casina Pío IV, lugar donde se negociaron los acuerdos, firmados después en la Sala Regia del Vaticano el 29 de noviembre de 1984.

Allí, la presidenta Cristina Fernández elogió enérgicamente la intervención del Vaticano hace 25 años porque evitó una guerra que "hubiese sido una tragedia irreparable" que habría "signado por décadas" el destino de los dos países vecinos: "Sino, veamos las situaciones que todavía persisten en la región", enfatizó.

Cristina elogió la mediación de Juan Pablo II y el cardenal Samoré y consideró que "mediaciones como ésta de la Santa Sede se necesitan para evitar otros escenarios de guerra". Resaltó que "un mediador es alguien que no está ni de un lado ni del otro, sino del lado de la paz y, con esa convicción, puede acercar posiciones.

Michelle Bachelet, por su parte, expresó su alegría y la del pueblo chileno por esta conmemoración en el Vaticano y señaló que gracias a la mediación de Juan Pablo II y el trabajo de Samoré se evitó un enfrentamiento "entre hermanos" y se abrió el camino a la cooperación entre ambas naciones y desterró cualquier atisbo de conflicto.