DIARIO DE CUYO recorrió una decena de lugares que hasta hace poco estuvieron ocupados por asentamientos poblacionales que generaban inseguridad, problemas sanitarios y de marginidad. Cada uno de ellos es un mundo aparte y el paso de la topadora oficial por los ranchos no solo dejó pilas de escombros, sino también una herida aún no cerrada en los vecindarios. A continuación, un viaje a lo que quedó en 10 de las 56 villas erradicadas.

Cuatro de la tarde en la ex villa Montes Romaní: "Antes teníamos que atender por la ventana. Enrejada y todo, nos robaban cada dos por tres. Ahora atendemos con la puerta abierta. Hasta dejamos los envases de las cervezas afuera y nadie se lleva nada. Incluso, tenemos más clientes, porque antes nadie quería vivir en el barrio UVT (frente al Hospital Español) y ahora están alquilados casi todos los departamentos. Falta que hagan una plazoleta donde están los escombros para que esté todo bien". Testimonio de un joven almacenero, José Luis Fernández.

A unas pocas cuadras de allí, también en Trinidad, en la ex villa Carrasco: "Cuando estaba la villa nunca me robaron. Ahora me entraron y se llevaron la computadora completa. Encima, viene gente en autos cero kilómetro y hasta los vecinos con baldes a tirar basura y escombros. El olor es insoportable. Y las moscas nos empujan las puertas para entrar. ¡Venga, mire, mire… los pozos negros que había están cediendo y se están hundiendo. Acá hay niños". Testimonio de Raúl Ibaceta, padre de 9 hijos, quien vive al lado del ex asentamiento.

La Carrasco estaba asentada por donde pasaban las vías del tren, en Trinidad. Siguiendo la traza de las ex vías del tren, pero en Concepción, estaba la temible "villa Chorizo" o San Martín. José Sandelio Andraca cuenta: "Ya no tenemos los problemas de las letrinas que teníamos antes cuando estaba la villa, porque las taparon con la erradicación. Tampoco me revientan la cerradura de los autos y hasta se pueden dejar en la vereda. Sí pasa que viene gente de otro lado, y muchos vecinos de este mismo barrio (la Villa América) y tiran escombros. Ahora están abriendo una calle, espero que con el aumento del tránsito no se nos vaya la paz que habíamos recuperado desde que sacaron la villa".

Donde no recuperaron la paz a pesar de la erradicación es en el vecindario donde estaba la ex villa San Francisco, en Concepción: "Acá nos siguen robando y son los mismos que antes vivían en la villa. Como conocen el lugar, aquí se esconden cuando arrebatan bolsos y otras cosas", comentó don Rojas, un vecino que vive pegado a un hotel alojamiento. A pocas cuadras de allí, sobre Catamarca y Lateral de Circunvalación, Gendarmería y la Policía montaban un operativo de prevención abajo del puente del anillo vial.

A las 11 de la mañana en la ex villa Hidráulica: "Es insoportable el olor a los animales muertos que tira la gente. Cada dos por tres, mi papá tiene que agarrar una pala y enterrarlos. El municipio se lleva la basura, pero no alcanza", comentó una niña. En ese momento, dos muchachos en una carreta tirada por un caballo blanco pasaron a todo galope. Se pararon en la sombra de un paraíso, tiraron bolsas de papel de cemento repletas de escombros y salieron agitando al animal. Ese baldío donde estaba la villa es ahora un gran basurero.

A pocas cuadras de allí, pegado a la Villa Andacollo y a 100 metros de un murallón del barrio privado Las Palmeras, estaba la ex villa El Caserón: "Antes habían muchos robos. Ahora no, pero usan el lugar para vender droga. Vienen tipos por lugares diferentes, se juntan 5 minutos y se van cada uno por su lado. Como esto quedó como un pasaje, también lo usan como vía rápida para salir a la calle Mariano Moreno y la Falucho y de ahí agarran la Libertador", comentó una vecina. Esa ex villa tiene el tamaño de un par de lotes y entre la pila de escombros quedó un caminito marcado de motos y bicicletas.

Donde sí están haciendo un camino para todo tipo de tránsito es donde estaba el Pasaje Salta, en Concepción. La traza ya está marcada y el municipio de la Capital trabaja en los pasantes de agua sobre calle Salta. Es la continuidad de la calle Colombia, que nace en la ex San Miguel y se prolonga hasta las inmediaciones de la avenida Benavídes. Esto forma parte de un programa llamado "accesibilidad vial", mediante el cual harán 8 kilómetros de calles por donde antes pasaban las vías del tren. En muchos de esos lugares se habían levantado villas que luego fueron erradicadas.

En muchos de esos lugares que eran del ferrocarril, ahora crecen las malezas. Ese es el caso de la ex villa Sánchez de Loria, en Pocito, que fue erradicada con la esperanza de que el tren vuelva a pasar por allí. Y la San Martín, en Caucete, donde desaparecieron los ranchos y regresó la imagen de la estación de trenes abandonada.

La postal menos frecuente por el viaje a las ex villas se vio en los ex lotes hogar 25 y 41, en La Bebida, Rivadavia: allí ahora el gobierno construye un gigantesco complejo de viviendas del IPV. Al pie de las sierras de Zonda, una calle divide dos realidades: al costado norte, las casas nuevas. Al sur, la pila de adobes, cañas y nylon que dejaron las ex villas y que sirven de materia prima a los cartoneros que miran como un sueño llegar a una de esas viviendas.