Los delitos que le imputan al ex juez federal Julio Correa, parecen no ser otra cosa que la continuidad de la conflictiva vida que llevó mientras estuvo en la consideración pública y varios años después. En 1995 fue destituido como magistrado por una seguidilla de hechos bochornosos, luego lo condenaron penalmente por recibir una coima en calidad de juez y hasta se lo vinculó a casos de violencia callejera y amenazas. Ayer, después de estar preso casi todo un día, fue liberado y ahora deberá someterse a un proceso judicial en el que lo acusan de causarle lesiones a un empleado municipal y enfrentar a policías a raíz de una infracción que cometió.
El ex juez federal volvió a escena el jueves, cuando protagonizó un escándalo en la playa de remoción de vehículos de la Municipalidad de la Capital. Eso le valió una causa penal en contra que lo tiene como el único protagonista, aunque en declaraciones a este diario negó todo lo que le endilgan (Ver aparte).
El perfil que mostró en la década pasada lo puso en el ojo de la tormenta y por derecho propio se ganó ser uno de los ex jueces más recordados, pero no por su mérito. Y ya sin el traje oficial, quedó involucrado en hechos que lo llevaron a ser denunciado en la Justicia penal.
En 1997, quedó en el banquillo de los acusados por el cobro de una coima mientras estaba en funciones y terminó condenado a un año de prisión en suspenso. La Justicia Federal determinó que una persona que estaba procesada -era Remigio Farías- en el juzgado de Correa le pagó las vacaciones a él y a su familia a cambio de favorecerlo en la causa.
Ese mismo año, protagonizó un confuso hecho. Chocó con su auto y el propietario del otro vehículo -de apellido Sisterna- denunció que Correa lo golpeó, le causó lesiones y que lo intimidó sacando una arma. Los antecedentes judiciales indican que esa causa no tiene resolución, pero en el entorno del ex magistrado aseguraron que fue sobreseido.
En 1998, fue detenido acusado de amenaza de muerte a la diputada nacional Carmen Caillet. La justicialista contó que Correa "dijo que teníamos que pagarle, que venía a cobrar facturas", que "me dijo que me iba a matar si llamaba a la Policía" y que agredió a sus padres. La causa se caratuló "daños y amenazas" y en los registros dice que no tuvo resolución.
También en 1998, la Justicia penal provincial abrió una causa en su contra por peculado y malversación culposa por un hecho que le imputaban haber cometido cuando era juez. Fue indagado y finalmente resultó sobreseido.
En su contra se tramitó en 1997 una causa por privación ilegítima de la libertad de Elio Ortega, el gerente del ya desaparecido Banco BIBA. Ortega denunció que Correa, cuando era juez, lo presionó y lo mandó a detener para que le devolviera un depósito de dinero. Pero en este caso hay confusión. En los registros oficiales no aparece, pero fuentes calificadas aseguraron que se unificó con la de coima y que fue condenado.
Correa estuvo preso en el Penal de Chimbas por el término de algo más de cinco meses. Fue antes de que lo sometieran a juicio por el escándalo del delito de coima, técnicamente llamado exacciones ilegales.
Varios de esos hechos determinaron previamente su salida intempestiva como magistrado. En 1995, el Senado de la Nación lo destituyó por 4 cargos. El primero, por valerse de su condición de juez para presionar al gerente bancario, el segundo por no excusarse en un amparo de un hombre de su entorno contra el Banco Central, el tercero por no guardar una conducta irreprochable y el cuarto por disponer un régimen de detención al margen de la ley.

