Cuando Juan Luis Neffa tenía 25 años y era estudiante en la Facultad de Ingeniería, un grupo de tareas del Ejército Argentino lo sacó a los golpes de su casa, le ataron las manos a la espalda con un alambre, le vendaron los ojos y lo tiraron en la parte trasera de un Unimog de la fuerza.

Así empezó su período de detención que duró casi 5 meses, en el que sufrió duras sesiones de golpes, simulacros de fusilamiento y hasta una infección en la cara por el fuerte vendaje que le habían aplicado para que no viera a sus captores. No obstante, cuando ya estuvo en el Penal de Chimbas, dijo que tuvo en claro que siempre fueron los efectivos del Ejército los que aplicaban los golpes y las torturas, pero que el personal de Gendarmería no tuvo que ver con esos difíciles momentos.

Neffa fue otro testigo que declaró ayer luego del duro relato de la jueza Margarita Camus, en medio del juicio oral y público que tiene como acusados a Jorge Olivera, Osvaldo Martel, Alejandro Lazo, Daniel Gómez y Hugo Nieto, por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar en San Juan.

Neffa era un militante de la Juventud Comunista de San Juan y llegó a ser presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería y por eso lo buscaban para interrogarlo y sacarle información. El testigo relató que el primer destino fue la vieja Legislatura, en el Parque de Mayo, y que lo golpeaban con la culata de los fusiles en los testículos y en los riñones. ‘Producto de los golpes no pude tomar agua y menos orinar durante tres días. Es que encima teníamos las manos atadas a la espalda‘, contó.

En ese lugar de detención reconoció, entre otros, al padre del gobernador José Luis Gioja, Ricardo Gioja, ‘a quien golpeaban e insultaban para que dijera dónde estaban sus hijos José Luis y César‘.

Pidió disculpas por no recordar todo lo acontecido en ese tiempo y explicó que ‘todos los que pasamos por aquella época desarrollamos mecanismos de defensa y bloqueamos algunos hechos‘.

Ya en el Penal de Chimbas relató que lo golpeaban con una bolsa de arena en la cabeza y le mencionaron que el que le pegaba era ‘la ley, nosotros somos la ley‘, le dijeron.

Sobre los integrantes del Ejército dijo que ‘fueron unos cobardes y traidores a la patria y hasta en Malvinas se entregaron sin luchar‘. Pero aclaró que de los gendarmes, en cambio, sí recibió ayuda y hasta cree que permitieron que lo vieran sus padres cuando estaba en el Penal de Chimbas.

Neffa identificó entre los oficiales que estaban encargados de los operativos y de la seguridad en el Penal a De Marchi, Cardozo, Gómez, Malatto y Vic. Y en particular reconoció a Olivera por su voz y porque fue el encargado de buscarlo cuando lo dejaron libre en Chimbas y porque había estado infiltrado entre los estudiantes de Ingeniería en aquella época.

Por la tarde fue el turno de declarar de Daniel Illanes, quien también sufrió la detención ilegal durante la dictadura militar en San Juan.

Illanes, que ahora es docente e historiador, manifestó su bronca con los miembros del Juzgado Federal de la provincia en aquella época, que tenía al juez Mario Gerarduzzi como máxima autoridad. El testigo manifestó que era ‘una unidad de represión‘ porque no daban curso a las numerosas denuncias por la desaparición de personas en San Juan después del golpe militar.