En uno de los párrafos más encendidos de su mensaje, Alberto Fernández dijo que "nunca más (habrá) una Justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno".

Agregó que "en los próximos días vamos a enviar al Parlamento un conjunto de leyes que consagren una integral reforma del sistema federal de Justicia", ante la mirada de los miembros de la Corte Suprema.

En Comodoro Py se especula, según medios nacionales, con la posibilidad de que Alberto y Cristina Fernández de Kirchner, en tándem, desplegarán su experiencia para cambiar las reglas de juego y dejar a esos tribunales sin el rol protagónico en las causas de corrupción.

La asunción de Alberto Fernández no dejó lugar a dudas sobre el lugar prioritario en la agenda presidencial para el combate contra la fracción del poder judicial que investiga la corrupción. Además, genera expectativas sobre el futuro de la causa de los cuadernos de las coimas, en la que está procesada la flamante vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

"Hoy vengo a manifestar frente a esta Asamblea (Legislativa), un contundente nunca más. Nunca más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia, operadores judiciales, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos. Nunca más a una justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno", dijo Alberto Fernández en el recinto de sesiones de la Cámara de Diputados.

Parada junto a él, asentía su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que enfrenta una decena de procesamientos, varias prisiones preventivas y un juicio oral en pleno trámite, en el que está acusada de corrupción por el manejo de la obra pública durante su gobierno.

"Sin una justicia independiente del poder político, no hay república ni democracia. Sólo existe una corporación de jueces atentos a satisfacer el deseo del poderoso y a castigar sin razón a quienes lo enfrenten. Hemos visto el deterioro judicial en los últimos años. Hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias inducidas por los gobernantes y silenciadas por cierta complacencia mediática", dijo el flamante presidente Alberto Fernández, ante las expectativas de que esta reforma pueda suponer un cierre para varias causas "K".

"Nunca más a una justicia que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno. Lo digo con la firmeza de una decisión profunda: Nunca más es nunca más", agregó.

En ese contexto, expresó su rechazo a la "impunidad. Ni para un funcionario corrupto, ni para quien lo corrompe, ni para cualquiera que viola las leyes. Ningún ciudadano por más poderoso que sea está exento de la igualdad ante la ley. Y ningún ciudadano, por más poderoso que sea, puede establecer que otro es culpable si no existe debido proceso y condena judicial firme".

Además, expresó su "compromiso (de) garantizar la absoluta transparencia en la administración de los recursos destinados a la obra pública. Los ciudadanos podrán acceder a toda la información sobre el proyecto de la obra, los costos de la misma, el proceso de licitación y selección de la empresa ejecutora, monitorear los avances y denunciar irregularidades".

Se espera que Fernández busque transferirles a los fiscales el poder de instrucción de las causas, como indica el Código Procesal Penal aprobado en 2014, pero sólo implementado parcialmente. Su aplicación depende de una bicameral del Congreso que dispuso una prueba piloto en Rosario y Mendoza, en una resolución que también restringió el uso de prisiones preventivas y abrió la puerta a un reclamo de libertad de los exfuncionarios presos.

Tensión por el saludo de Cristina y Macri

Ayer, durante la jura de Alberto Fernández como nuevo mandatario de los argentinos, ni el presidente saliente Mauricio Macri ni la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner hicieron el menor intento por ocultar la mala relación y apenas se saludaron en los segundos que compartieron el escenario en el Congreso de la Nación. No fue igual el saludo con el presidente electo.

Con un frío apretón de manos, Cristina Kirchner ni cruzó una mirada con Macri mientras este sí la miraba al saludarla. Fue el momento más tenso de una jornada que hasta entonces se llevaba a cabo con normalidad y camaradería entre todos los actores del arco político nacional. Cuando el ex jefe de Estado ingresó, la cara de la expresidenta cambió automáticamente y eligió darle la espalda al ahora líder de la oposición.

Por un instante, todo dejó de ser sonrisas. Él se acercó, estrechó la mano de la vicepresidenta, que respondió nuevamente sin siquiera mirarlo, y luego saludó al nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.

Fue marcada la diferencia con Alberto Fernández: apenas irrumpió en la Asamblea, el saliente jefe de Estado saludó con un fuerte abrazo a su sucesor.