El religioso habló de todos los temas complejos en San Juan, desde minería hasta drogadicción y de las cuentas del Obispado. Además anticipó cómo será el proceso de traspaso de mando de Alfonso Delgado a él. También anunció la creación de un Consejo Pastoral que le dará mayor horizontalidad a la feligresía local.

-El 21 de junio es el día de cumpleaños de Alfonso Delgado, ¿cómo es el proceso del traspaso del mando a usted?

-El 17 de junio es la fiesta de Corpus Cristi, donde en todas las Diócesis se hace una convocatoria de la feligresía para celebrar la Misa, hacer una procesión. A él le pareció y a mí también, y lo consultamos con el Nuncio y nos dijo que estaba bien, también, de adelantar el traspaso a ese día. Son 4 días, hacer algo el 21 de junio, cuando ya habíamos congregado la feligresía para el 17 es como volver a otra cosa más cuando en realidad por 4 días de diferencia no hace a la sustancia. Entonces ese día empezamos la Misa presidiendo él, él hace la Señal de la Cruz, el saludo inicial y me entrega a mí el báculo y la cátedra, y a partir de ahí sigo yo a cargo de la Misa.

-¿Eso en la Iglesia Catedral?

-Sí, en la puerta de la Catedral a las 4 de la tarde y después la procesión. 

-¿Después viajan a Roma?

-Unos días después viajamos a Roma y el 29 de junio, que es el día de San Pedro y San Pablo, ese día desde hace décadas y no sé si siglos, es cuando el Papa entrega a los arzobispos que nombró durante ese año el palio, que es un signo de comunión mayor con el Papa, con las Diócesis vecinas.

Es como una pequeña "bufandita" de color natural y que lo entrega el Papa a los nuevos arzobispos. Habitualmente son entre 15 y 20 por año, entonces estaremos estos 15 o 20 nuevos arzobispos celebrando la Misa con el Papa ahí en la Plaza de San Pedro. Él nos lo entrega en una caja y participamos juntos de la Misa con una plaza que, como es la fiesta del Día del Papa, suele ir mucha gente también en esa mañana. Después, el viernes 7 de julio a las 20 horas, el nuncio Apostólico, que es el representante del Papa en la Argentina, viene aquí a San Juan para colocarme el palio en presencia del Presbiterio, la feligresía y todos los que quieran venir.

-Hablando de su trabajo en la Diócesis. ¿Va a hacer usted algunos cambios, no solamente de nombres que han sido frecuentes en la gestión de Delgado, sino en la organización? 

-Hay algunos cambios que implican procesos o caminos y otros cambios que son más comunes. Por un lado, cambios de sacerdotes de parroquias, destinos pastorales y eso no pienso hacer ninguno hasta marzo del año que viene, porque en general todos ya tienen organizado su año de tarea pastoral.

-¿Por qué hasta marzo?

-Porque yo habitualmente a los cambios de parroquias suelo hacerlos en marzo.

-¿Pero los hace todos los años?

-Es que casi todos los años hay necesidad, porque hay un sacerdote que se enferma, otro que ya hace mucho tiempo que está y necesita cambiar, otra comunidad que falleció el párroco y necesita designar a alguno, o alguno que necesita la Diócesis, mandarlo a estudiar a Roma, a algún grado académico que le haga falta.

-Lo de la periodicidad ya es un cambio, pero ¿sobre la estructura
de la Iglesia sanjuanina?

-Hay otros cambios de la estructura diocesana, que ahí sí hay por ejemplo una estructura nueva que está prevista en el funcionamiento de la Iglesia que es el Consejo Pastoral, donde se reúnen voces distintas. ¿Y quiénes forman parte de este Consejo? Algunos sacerdotes, algunas religiosas, religiosos, laicos, representantes de la Catequesis, de Cáritas. Esto es algo que me parece importante, no es algo urgente pero es una de las cosas que pienso hacer.

-¿Qué función va a tener este Consejo Pastoral?

-El Consejo Pastoral habitualmente aconseja al Obispo acerca de los rumbos de las tareas a desarrollar. A veces tiene también una función organizativa, entonces por ejemplo si de pronto se ve que hace falta reforzar la tarea misionera ayuda a organizar una misión, o si ve que hace falta fortalecer el servicio a los pobres a través de Cáritas piensa cómo organizar alguna capacitación. Es más bien un espacio donde hay voces de distintas vocaciones que ayudan desde diversas miradas a ver qué rumbos ir proponiéndose en la Diócesis. Cada Obispo tiene tres organismo para esto: el Consejo Pastoral, que reúne diversas vocaciones; el Consejo Presbiteral, que es un espacio donde sacerdotes de distintas zonas -con ellos nos reunimos una vez por mes- colaboran en esto; y el Consejo de Asuntos Económicos, que es el que ayuda en la administración del dinero, en la revisión de las cuentas y en todo esto. Actualmente están estos dos Consejos, el Presbiteral y el de Asuntos Económicos, faltaría completar con el Pastoral.

-¿Tienen los nombres de las personas que van a integrar ese Consejo Pastoral?

-No, porque habitualmente los nombres los eligen aquellos a
quienes representan. 

-Lo que decida ese Consejo Pastoral en tal o cual tema no es vinculante, es decir, un consejo solamente que el Obispo puede o no tener en cuenta al momento de tomar una decisión...

-Sí, pero en mi experiencia al menos debería tener motivos muy graves para decir que no, porque tienen un voto. Es más bien un equipo de discernimiento comunitario para poder desde distintas miradas ver qué es lo mejor para la Diócesis.

-Me da la sensación que la idea de usted es horizontalizar un poco más la Diócesis y la comparación es obviamente con lo que estaba haciendo Delgado...

-Yo lo que pretendo es fomentar la corresponsabilidad, que seamos corresponsables. La tarea de la Iglesia tiene distintas vocaciones, pero la misión dentro de la Iglesia en San Juan no es sólo mía como Obispo, no es sólo de los párrocos; tenemos sin duda una responsabilidad importante, pero la responsabilidad es de todos.

-¿Cuándo se prevé que estaría ya en funciones ese Consejo?

-Yo supongo que para los primeros tiempos del año que viene.

-¿Es el único cambio que piensa hacer, es el más importante?

-Me parece que los cambios tienen que ser a través de estos organismos de participación, entonces yo quisiera que la gente me diga cuáles son los cambios necesarios y que a partir de allí vayamos viendo cómo caminar.

-Había fuertes internas en la iglesia. Por ejemplo, era muy conocida la de Delgado (Alfonso) con el padre Francisco Martín Martín. ¿Cree que con la salida de Delgado esto se descomprime? 

-Hay diferencias y está bien que así sea, porque ni nosotros, ni los obispos, ni los sacerdotes, ni los laicos somos fotocopias unos de otros. Cada uno tiene su propia historia, su propia originalidad, sus riquezas y también sus miserias. Todo forma parte de los vínculos humanos que tienen que ver también con los vínculos religiosos, los vínculos pastorales. Todo cambio, sin generalizarlo, puedo plasmarlo con lo que me pasó antes, lo que estoy percibiendo ahora siempre es como que genera nuevas expectativas.

-Descomprime, entonces...

-Sí, y hay también una mirada hacia el presente y el futuro, como diciendo "ahora tenemos una oportunidad de hacer otro camino. Bueno, empecemos".

-¿Cómo calificaría la gestión de Delgado?

-No me resulta fácil ponerle una calificación, no sólo a él, a nadie. Hay decisiones que él ha tenido que afrontar apenas llegado a la Diócesis, como por ejemplo un seminario nuevo. Después, también, las diferencias entre monseñor Di Stéfano y él. A Di Stéfano le tocó un periodo de levantar muchas capillas o dedicarse mucho a la construcción, y acompañar y alentar en esto, una etapa de crecimiento de vocaciones. A Alfonso le ha tocado más bien una etapa de declinación de las vocaciones sacerdotales, entonces para llevar adelante el seminario le implica un desafío.

-Pero esas declinaciones, ¿por qué se dieron?

-Se dan en todo el país. A mí también me ha sucedido en el seminario de Gualeguaychú, donde había un ritmo de vocación importante y de pronto a mediados de los 90 empezó a declinar. 

-¿Y las cuentas del Arzobispado? 

-Justo esta semana pasada tuvimos una reunión con el Consejo de Asuntos Económicos y por segundo años consecutivo se presenta el balance con una auditoría externa. Hay un trabajo muy prolijo para evitar cualquier tipo de susceptibilidad. 

-¿Tiene mucha plata el Arzobispado?

-No, no tanto (risas).

-El terreno de la guardería de Entre Ríos y Central, ¿lo van a seguir concesionando o tienen otra idea?

-Por ahora, concesionado y creo que por un par de años más. Eso va a quedar así y después se revisará. En principio la idea es que eso sea un lugar que genere fondos para el mantenimiento no sólo para lo que implica la estructura del Obispado sino también con eso tenemos que colaborar con el sostenimiento del seminario. 

-43% de pobres en la provincia de San Juan. Usted que ha caminado la provincia en todo este tiempo, ¿reconoce que este porcentaje puede ser real?

-Yo no tengo elementos técnicos para saber si realmente es un 43%. Pero si no fuera un 43%, si fuera un 40% o un 38%, tampoco es que estamos bien. Son situaciones muy graves. No es una cuestión como sucedía en la gestión anterior que los números daban en torno al 29%, 30% y el Gobierno nacional decía que llegaba a un 6% u 8%. Ahí sí había una distancia muy grande, había que mirar las cuestiones técnicas para justificar tanto un número como el otro. Yo recorriendo la provincia he visto algunos lugares realmente muy pobres. He visto niños descalzos, casas, chozas con pisos de tierra, con techos de caña, me han comentado en varios lugares la preocupación por la deserción escolar. Un número de pobreza refleja una serie de índices, y cuando uno empieza a mirar esos índices le va poniendo rostro y le va poniendo carne al número. Eso significa que hay chicos que abandonaron la escuela, que hay niños en el vientre de las mamás o en los primeros tiempos de vida que no se están alimentando adecuadamente; papás o mamás que no tienen trabajo, situaciones de no acceso a la salud, abandono escolar, lo cual implica también abandono del control del calendario de vacunación. Esto me parece una situación grave, y en algunos departamentos más que en otros.

-Lo cambio de tema. Desde que llegó le hemos preguntado con insistencia los periodistas su opinión respecto a la actividad minera y usted ha zafado con una cintura política envidiable. ¿Está a favor de lo que se está haciendo en San Juan o es crítico de eso? 

-En estos meses yo he podido conversar tanto con algunos empresarios del sector minero, de varias empresas. También con funcionarios, con el Gobernador y algunos otros. He conversado también con quienes están en la carpa en Jáchal. Por la pastoral social he tenido también algunas conversaciones en Buenos Aires con la Cámara Argentina de Empresarios Mineros y con algunas otras organizaciones. Entonces lo que veo es que no es tan fácil decir minería sí o minería no. Otro elemento que también me parece importante de tener en cuenta, en cuanto a los futuros emprendimientos, tiene que ver con la consulta. En la ley de minería está el consultar a las comunidades. Lo que varios se han quejado es que estas consultas no se hicieron en tiempo y forma adecuada. Entonces, si van a haber nuevos emprendimientos, la consulta tiene que hacerse en la misma comunidad, no a 200 kilómetros...

-De fácil acceso...

-De fácil acceso y avisadas con tiempo. No se pueden avisar tres días antes donde hay que leer una serie de carpetas con indicaciones técnicas que la mayoría de los vecinos no tiene esa información. Entonces, me parece que en esto es importante tener en cuenta el cómo se llega a contratar o cómo se llega a decir "vamos a realizar este emprendimiento" y comenzar a realizarlo. 

-El tema es si son vinculantes o no las audiencias. Para usted, ¿tienen que ser vinculantes?

-Yo entiendo que sí. Porque no se puede realizar un emprendimiento a contrapelo de la gente. Si se consulta, es para tener en cuenta ese parecer. En tal caso, si el Poder Ejecutivo o quien corresponda, ve que no están de acuerdo con este vínculo, con esta decisión, hay que iluminar, volver a conversar.

-La droga. Usted ha tenido la oportunidad de estar en otras diócesis. ¿Ve que acá en San Juan esto es un problema muy grave o es algo que todavía se está a tiempo de tratar, que no ha avanzado tanto? 

-Siempre se está a tiempo de hacer algo. De hecho países como Italia y Colombia han hecho un proceso muy importante de lucha contra el crimen organizado. Yo veo que acá es un problema muy grave, no sé si más o menos grave que en Entre Ríos, pero sí que es muy grave. De las recorridas que hice por las parroquias les pregunto cuestiones vinculadas a la comunidad cristiana, a la vida pastoral y también a la vida social. En el 90 por ciento de las iglesias dicen que la droga es el principal problema social que ven y me lo refieren diciendo que 'hasta hace 5 años nos preocupaba que la droga estaba vendiéndose a dos cuadras de las escuela, hasta hace un par de años se estaba vendiendo en la esquina o en la puerta' y ahora les preocupa que se esté vendiendo adentro y que lo mismos chicos intercambian a veces dentro del baño o en el aula.

-Esto no tiene que ver con comunidades con mayor o menor poder adquisitivo, esto excede. 
La droga es transversal a todas las clases sociales, pero repercute de manera más negativa en los más pobres que son los que menos cuidados tuvieron en la salud desde chicos, los que menos cuidaron la alimentación, los que menos condiciones de vida digna tienen y los que no tiene un servicio social o una mutual como para poder tener un control más cercano.

-¿Qué tipo de droga es la que más pulula según le dicen los sacerdotes?
Marihuana y cocaína son las sustancias que más comúnmente se comercializan y en algunos sectores sociales más acomodados hay acceso a otro tipo de drogas sintéticas.

FRASES:

"Yo habitualmente me cuido de hacer opiniones sobre la gestión del gobernante. Ni a nivel nacional, ni a nivel local. Me parece que no me corresponde tener un papel en ese sentido como obispo".

"Parte de los niños y niñas que son secuestrados son destinados a lo que llaman el turismo sexual, y otras chicas son llevadas a Europa o a veces cuando hay eventos deportivos internacionales".