Primero, no rebricó el acta de constitución de las comisiones y luego, cuando se esperaba que aportara el mágico número 37 ocupando su banca para dar quórum y darle la mayoría a la oposición, brilló por su ausencia. Ese faltazo le dio un respiro y renovó las chances del kirchnerismo de revertir una derrota cantada en la Cámara alta. Y ahora, Carlos Saúl Menem, está en el centro de la tormenta vapuleado hasta por sus pares del peronismo disidente, aunque le niega una supuesta negociación por el reparto de comisiones.
En un comunicado, fechado ayer en La Rioja, el ex presidente, salió al cruce de sus pares del Senado y de lo escrito en los diarios porteños.
Menem afirmó que "no he participado de ninguna negociación por los cargos para el Senado" y subrayó que "no he autorizado a nadie a que hable o firme algo en mi nombre".
Además agregó que "no he recibido ninguna consulta sobre las comisiones, ni mantuve conversación alguna con miembros del interbloque del que formo parte, no firmé ninguna declaración ni, por supuesto, he autorizado a nadie a que hable o firme en mi nombre".
Menem señaló que su ausencia en la sesión preparatoria del Senado donde debían elegirse las comisiones "no tiene que ver con darle tiempo al oficialismo como se dice en algunos medios".
El texto de Menem dice además "la situación política e institucional del país es suficientemente seria como para tratarla con superficialidad, ingenuidad o con capacidades de aficionado". Pero, desde el Peronismo Federal lo desmienten.
La senadora Liliana Negre de Alonso (San Luis) reveló ayer que durante un almuerzo realizado en su despacho en noviembre pasado, el senador Carlos Menem y el resto de los integrantes del sector delegaron en Adolfo Rodríguez Saá la responsabilidad de negociar con las autoridades de la Cámara su participación proporcional en las comisiones.
Negre de Alonso precisó que, hasta el mismo "día de la sesión", el subdirector de despacho de Menem, Nicolás De Vedia, llamó al senador puntano para indicarle que el ex presidente lo esperaba a las 13.30 en su despacho para "tomar un café y charlar", pero finalmente no viajó.
En medio de tanta crítica, el ex presidente tuvo dos defensores. Uno fue su fiel ladero y ex secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan y su sobrino el ex diputado nacional, Adrían Menem.
Ambos negaron un supuesto "pacto" con el kirchnerismo como denuncia la oposición y adelantaron que en la próxima sesión del Senado, prevista para el 3 de marzo, "estará en su banca junto a la oposición".