San Juan, 10 de agosto. – El titular de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, y la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, se reunieron esta mañana en la provincia a instancias del gobernador de José Luis Gioja, quien oportunamente realizó gestiones para lograr el encuentro entre la funcionaria y el obispo, tras la polémica surgida a causa del mensaje enviado por el Papa Benedicto XVI en el que se refirió al "escándalo de la pobreza y la inequidad social" en la Argentina.

El titular de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social, Jorge Casaretto, uno de los obispos con más alto perfil del país, pisó por primera vez San Juan en el marco de la difusión del documento denominado "Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad", que fija la posición de la Iglesia de cara a 2010-2016 y que critica la pobreza y la corrupción.

En tanto, la ministra Kirchner llegó para cumplir con varias actividades. En el Centro Cívico, se reunió con los equipos técnicos del ministerio de Desarrollo Humano, con quienes analizaron avances en el trabajo conjunto de políticas nacionales y provinciales.

Luego hizo declaraciones, tras la intervención en la apertura de las Cátedras de Políticas Sociales hacia el Bicentenario. Aseguró que "nunca vamos a pactar con la pobreza". En ese sentido, la funcionaria dijo que la inversión social "alcanza los 41 mil millones de pesos".

Alicia Kirchner también señaló que el Gobierno "aplica la doctrina social de la Iglesia" y subrayó que los postulados son parte del "ideario justicialista". "Este Gobierno aplica la doctrina social de la Iglesia, que forma parte del ideario Justicialista", manifestó la titular de la cartera social.

La ministra sostuvo que "para este Gobierno, lo primero es la persona".

Además, entregó 1000 pensiones graciables en el Centro de Convenciones.

Desde temprano

La primera actividad oficial de ambos fue a las 8:45 de la mañana en Casa de Gobierno, donde Casaretto y Alicia Kirchner presentaron saludos protocolares al primer mandatario José Luis Gioja. También estuvieron el ministro de Desarrollo Humano, Daniel Molina y el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, entre otros.

Posteriormente, Casaretto se reunió con políticos y funcionarios en la Cámara de Diputados y luego dio una conferencia de prensa en el Arzobispado de la provincia.

Para continuar la agenda, Monseñor debía reunirse con dirigentes del sindicato de Luz y Fuerza y luego con los miembros de la Corte Suprema de Justicia.

La actividad continuó por la tarde, con la conferencia que brindó Casaretto, como presidente de la Comisión de Pastoral Social y Asesor de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina, en aula Magna Mons. Francisco Manfredi.

Casaretto se dirigió expresamente a los organismos de conducción de la Universidad Católica de Cuyo y de la Universidad Nacional de San Juan. Luego, monseñor fue a la sede de la Sociedad Israelita.

En este momento en el auditorio Eloy Camus del Centro Cívico, Monseñor expone sobre la "Argentina del Bicentenario: el desafío de construir un país que incluya a todos".

Antecedentes

Los primeros pasos para "bajar" estas ideas en la provincia los dio Monseñor Alfonso Delgado, que junto a la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz del Arzobispado de San Juan, explicó estos contenidos en una conferencia en el Foro de Abogados local (Jujuy 63 norte).

El documento, que salió a la luz en noviembre del año pasado a modo de conclusiones del plenario del Episcopado sobre la situación de la Argentina, se convirtió en uno de los documentos más severos de la era kirchnerista. La Iglesia advirtió con ese escrito que "el afán de dominio" y la "omnipotencia del poder", en detrimento del diálogo y la justicia, así como la supremacía de los intereses particulares sobre el bien común, no sólo menoscaban la dignidad de la persona, sino que "hacen crecer, indefectiblemente, la pobreza en sus diversas manifestaciones". A la vez, consideró "indispensable procurar consensos fundamentales que se conviertan en referencias constantes para la vida de la Nación y puedan subsistir más allá de los cambios de gobierno".

Estos conceptos, que se plantearon en el documento de 12 carillas tras la deliberación de los obispos durante 6 días en Pilar, si bien fueron presentados por la Iglesia como una reflexión para toda la sociedad, incluye señalamientos graves a la clase política. Afirma que "lamentablemente no se ha podido erradicar un histórico clima de corrupción", ni tampoco "el mal del clientelismo político, alimentado por la distribución de subsidios que no siempre llegan a los que menos tienen". Señalan que "no se ha logrado reducir sustancialmente el grado de inequidad social".

Los obispos comenzaron su pronunciamiento en un tono esperanzador, asegurando que "muchos signos nos hacen pensar que está por nacer un país nuevo", y sosteniendo que la prioridad, de cara al Bicentenario, es "la erradicación de la pobreza y el desarrollo integral de todos" para lo cual es necesario "buscar acuerdos básicos y duraderos" dentro de un proyecto de país. También señalan que el país está "ante una oportunidad única", admiten que la democracia "padece momentos de conflictividad" y que, en estas situaciones, "alimentar la conflictividad puede parecer el camino más fácil".