La balanza. La Cámara Alta renueva 24 bancas. El peronismo mantendría la primera minoría pero vería muy menguado su poder.

El peronismo comenzó su proceso de reconstrucción con el objetivo de que Cambiemos no pase a ser la primera fuerza en la Cámara alta y vea facilitada la elección de las presidencias de las comisiones, coloque a más senadores en esas reuniones y no necesite exclusivas negociaciones con el justicialismo para sacar leyes, en caso de que el oficialismo mejore los resultados de las PASO en las elecciones del próximo 22, como marcan las encuestas.

La costumbre del peronismo de aglutinarse luego de una derrota no tardó más que en otras épocas, aunque el escollo en esta ocasión es el sector que responde a Cristina Kirchner.

"La situación no da para más", se escuchó decir hace un par de semanas en el despacho del jefe de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, en referencia a la tensión que se vive en esa bancada que, hasta diciembre, tendrá a más de 40 senadores y que, si los números de las PASO se repiten a fin de mes, perderá, al menos, a media docena.

La división se dio de facto en varias votaciones de leyes requeridas por el oficialista Cambiemos, como la que autorizó el pago a los holdouts, la reparación histórica para jubilados y pensionados, y la recientemente sancionada ley Penal Empresaria.

En todos esos casos, y en varios más, el bloque que encabeza el rionegrino votó dividido: la mayoría en consonancia con el gobierno, y una decena en contra y haciendo explícito su desagrado con las acordadas entre Pichetto y el macrista Federico Pinedo.

El cimbronazo más fuerte ocurrió en julio, cuando una parte del bloque, entre los que estaban incluidos algunos senadores que se habían ganado la confianza del rionegrino, como su vicejefe de bloque, el formoseño José Mayans, lo desautorizó abiertamente para votar en contra de la ampliación de los créditos Argenta para beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo.

"La amplia mayoría de todos los que pertenecemos al campo nacional y popular estamos juntos para frenar un nuevo ajuste que se viene después de las elecciones. Habría que hablar en el bloque a ver si todos opinamos lo mismo", dijo la mendocina Anabel Fernández Sagasti, una de las ultrakirchneristas que integran la bancada mayoritaria.

Clausuran pasos fronterizos clandestinos en el marco del operativo de seguridad.

Hace unas semanas, Fernández Sagasti sostuvo que, declaraciones de Pichetto en las que caracterizó a Cristina Kirchner por fuera del peronismo, "eran opiniones personales" que "no representaban al resto del bloque".

En reiteradas oportunidades, el senador rionegrino mencionó que la candidata de Unidad Ciudadana, tras elegir competir por fuera del peronismo, no podría integrar el bloque de ese partido en el Senado.

La grieta parece irreparable y, con ese panorama, Cambiemos está en condiciones de convertirse en la primera fuerza en el Senado, sentando a entre 24 y 26 senadores en el hemiciclo. Ante la posibilidad de que los resultados de las PASO se repitan hoy, Cambiemos logrará triunfar en Santa Cruz, Jujuy y San Luis y, si las encuestas demuestran en las urnas lo que afirman, también obtendrá la victoria en

Buenos Aires, donde Esteban Bullrich y Gladys González compiten palmo a palmo con el binomio formado por la expresidenta y Jorge Taiana. Además, el oficialismo obtendría el tercer senador en las otras provincias que renuevan bancas: Formosa, La Rioja, San Juan y Misiones. De 17 senadores, pasaría a 25. Y hasta podría sumar a algunos que se encuentran por afuera del sistema, como la fueguina Miriam Boyadjian, ya alejada del conglomerado que encabezaba Sergio Massa mayormente en Diputados; y el peronista Juan Carlos Romero, desplazado del poder salteño por los hermanos Urtubey: Juan Manuel (gobernador) y Rodolfo (senador por la mayoría).