Leopoldo Zavalla Pringles presentó ayer su renuncia y así, se sumó al lote de jueces que se quiere jubilar en el corto plazo. El magistrado está al frente del Juzgado de Instrucción Penal Nº 1 y a su cargo tiene, nada menos, que uno de los casos que generó mayor impacto social en San Juan en los últimos años: el de Raúl Tellechea, el ingeniero desaparecido hace ya casi siete años y de quien aún no hay rastros. Junto a él dimitió el juez de Menores Guido Ramírez, uno de los más antiguos del Poder Judicial.

Con Zavalla Pringles y Ramírez, ya son cuatro los magistrados que han renunciado en los últimos días para jubilarse. El martes lo hicieron los camaristas del fuero Civil Moisés Moya y Carlos Ferreira Bustos, dando inicio a la histórica renovación que se espera en el Poder Judicial.

La salida masiva de jueces se debe a que los habilitaron a irse con el 82 por ciento móvil, mediante un convenio que firmó la provincia con la Nación. A pesar de tener la edad y los aportes para hacerlo, antes se resistían a dar un paso al costado porque no les convenía económicamente. Sucede que pasaban a percibir un haber jubilatorio que tenía un techo y que estaba muy por debajo de lo que cobran en actividad.

Zavalla Pringles asumió como juez de primera instancia en 1998, pero su figura ganó más notoriedad a partir de 2004. El 28 de septiembre de ese año desapareció Tellechea y la causa recayó en su juzgado. El ingeniero trabajaba en la mutual de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y desde que se lo vio por última vez, no se sabe absolutamente nada de él.

El caso causó una fuerte conmoción y en cada aniversario de la extraña desaparición, la familia de Tellechea convoca a una marcha en las calles céntricas pidiendo Justicia. Los hijos del ex empleado universitario aseguran que los ex directivos de la mutual tienen algo que ver. Lo cierto es que la causa sigue, no hay ningún sospechoso y no se ha podido determinar qué pasó a ciencia cierta.

La desaparición de Tellechea no es la única que investiga Zavalla Pringles. Bajo su órbita está también el caso del andinista alemán Andreas Colli. El deportista fue visto por última vez en diciembre de 2002, cuando emprendió el ascenso al Cerro Mercedario. Hasta ahora, en la causa no hay ningún indicio y el caso sigue sin resolverse.

En el listado de causas de resonancia que tiene el juez, se suma la del asesinato del hockista Nelson “Pato” Roldán. En julio de 2003, ladrones entraron a robar a la casa del ex jugador de Concepción y lo mataron de un disparo. Hubo detenidos, pero no se encontraron pruebas suficientes y fueron liberados, y el caso no ha sido esclarecido.

Zavalla Pringles entendió, además, en causas que se desprendieron del juicio por la muerte de la psicóloga María Rosa Pacheco. Durante el debate, 20 testigos fueron acusados de falso testimonio y las denuncias fueron a parar al Juzgado de Instrucción Nº 1. El magistrado dijo en su momento que se tomaron algunas medidas, pero todo quedó en la nada y el presunto delito ya está prescrito.

Ramírez y Zavalla Pringles presentaron la renuncia en la Corte de Justicia y de ahí, serán enviadas el lunes a la Cámara de Diputados. Los cálculos que hacen en la Legislatura es que tomarán estado parlamentario a fines de este mes y que será tratadas en el recinto en mayo, junto a las de Moya y Ferreira.

No serán los únicos en jubilarse. En total, son 40 los jueces en edad (60 años como mínimo) se jubilarse que ya iniciaron los trámites ante la Anses para pasar a retiro con el 82 por ciento móvil. Aunque no tienen la obligación de renunciar de inmediato, hay al menos cuatro más que han dicho que se irán dentro de poco.

Hay un tema que los apura. Hace poco, en una reunión en la sala de situación de la Corte de Justicia, les informaron que se aseguran el derecho del 82 por ciento una vez que la Cámara de Diputados les acepta la renuncia. Mientras tanto, se arriesgan a perder esa posibilidad si eventualmente hay una modificación legislativa al régimen que hoy los beneficia.