En la cuenta oficial el primero en conmover a la región fue el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, al detectársele un cáncer linfático en agosto de 2010. Luego le siguieron el venezolano Hugo Chávez y el ex presidente brasileño Lula Da Silva. Ahora le tocó a Cristina, pero antes que todos ellos, Dilma Rousseff, contrajo cáncer linfático en 2009 antes de buscar la Presidencia de Brasil.

Así se resume la realidad de un mal que en los últimos tiempos ha perseguido, en sus diversas modalidades, a un puñado de presidentes latinoamericanos.

Al comenzar el 2011, la región se asoló con las historias de Fernando Lugo y Rousseff que había sobrevivido a sendos cánceres, pero nadie podía imaginar que otros dos líderes de gran renombre como Hugo Chávez y Lula da Silva tendrían que comenzar sus propios tratamientos.

Luego de varias sesiones de quimioterapia se informó que el cáncer de Lugo había remitido y que el presidente estaba en optimo estado de salud.

El año había iniciado en Brasil con preocupantes informes de la prensa local sobre el supuesto delicado estado de salud de la flamante mandataria. Algunos osados se aventuraron a insinuar que el cáncer de Dilma Rousseff había regresado. Pero la Jefa de Estado siempre lo desmintió y los rumores cesaron.

Los medios regionales pusieron su atención luego en la salud de otro líder, desde que a principios de mayo Hugo Chávez anunciara la suspensión de una gira por Brasil, Ecuador y Cuba por una lesión en la rodilla.

Hubo un silencio sepulcral y un millón de rumores hasta que el gobierno venezolano decidió blanquear la situación.

El 30 de junio, desde Cuba, el propio Chávez confirmó que semanas antes, en una visita a La Habana, había sido sometido a un control médico tras una descompensación y se le detectó un tumor maligno, el cual fue extirpado. No precisó de inmediato el tipo de cáncer que le hallaron pero se encendieron todas las alertas.

Su tratamiento de quimioterapia lo mantuvo alejado de Caracas, aunque siguió gobernando. Desde la isla, y en medio de críticas opositoras, Chávez gobernó a fuerza de decretos.

El 4 de julio volvió a Caracas, tras dos intervenciones quirúrgicas y para comenzar su tratamiento que incluyó, al menos, tres sesiones de quimioterapia. El dice que está curado, pero su aspecto no mejora y sus adversarios políticos dudan de que llegue a las elecciones presidenciales de 2012.

Cuando aún no se había superado la sorpresa por el cáncer del Chávez una nueva noticia remeció a los latinoamericanos. Su líder más popular y carismático, el brasileño Lula da Silva, también se le había diagnosticado con cáncer laríngeo. La foto de su mujer pelándolo antes de iniciar la terapia dio vuelta al mundo.

El 29 de octubre pasado se realizó un chequeo médico y se le detectó un tumor alojado en la garganta.

Horas después, las autoridades del hospital Sirio-Libanés de San Pablo -donde también fueron tratados Fernando Lugo y Dilma Rousseff- ofrecieron los detalles del cuadro patológico y del tratamiento que seguiría el ex gobernante.

Recientemente, el martes 13 de diciembre, el ex Presidente recibió el alta médica tras someterse a su tercera y última sesión de quimioterapia. Los médicos aseguraron que el tumor disminuyó un 75%.