La médica disidente cubana Hilda Molina, quien llegó ayer a Argentina tras quince años de reclamar al régimen castrista un permiso para salir de la isla, afirmó que ha vuelto a nacer al conocer a sus dos nietos y reencontrarse con su hijo.
"Yo nací hoy", dijo ayer Molina a la prensa a las puertas de la casa de su hijo, Roberto Quiñones, (en Buenos Aires), minutos antes de dirigirse a un hospital de la capital argentina, donde permanece ingresada su madre, Hilda Morejón, de 90 años.
La neurocirujana de 66 años había logrado el viernes un permiso para viajar a Argentina por tres meses, prorrogable hasta once. "Agradezco muchísimo al gobierno argentino por su gestión", dijo Molina al referirse al pedido de Argentina a Cuba para que la médica cubana pudiera viajar al país a visitar a su madre de 90 años, quien se encuentra internada con una grave afección cardíaca.
Morejón, quien se encuentra internada en el hospital Tornú con una grave afección cardíaca, pudo viajar a Argentina tras intensas gestiones del gobernante kirchnerismo con Cuba.
Molina, de 66 años, afirmó que lleva un "luto interno" desde hace décadas por el dolor que le provocó haber apoyado a un régimen del que se desencantó en 1994 y que la ha mantenido durante todos estos años como una "prisionera enajenada" en la isla.
Molina, que a finales de los años 80 y principios de los 90 dirigió un prestigioso centro neurológico en la isla y mantuvo una estrecha relación con la jerarquía comunista, aseguró que nunca tuvo privilegios y que su ruptura con el régimen se debió a un lento proceso en el que sus planteamientos no fueron atendidos.
En rueda de prensa ofrecida en la casa de su hijo, explicó que rompió con el régimen en 1994, tras negarse a que el centro de neurocirugía que dirigía atendiera solo a extranjeros y porque dejó de "creer en el sistema".
"Me arrepiento de haber sido cautivada a los quince años por las prédicas teóricas del sistema", dijo Molina sobre un régimen al que dedicó su trabajo médico, resignando su rol como madre, y que, a la larga, trajo "mucho sufrimiento" a su familia.
"A Fidel Castro, que ha sido el verdugo de mi familia, le deseo que se mejore en su biología y le deseo la mayor paz del mundo", aseguró. Asimismo, dijo arrepentirse "de haber torcido" su "vida personal y de haber seguido un sistema que no cumplió".
En la puerta de casa que su hijo Roberto Quiñones, indicó que "no estoy agradecida" al estado cubano "porque esto no es un favor sino un derecho violado durante 15 años".
En la carta que le envió al presidente cubano Raúl Castro para pedir permiso para viajar a la Argentina a visitar a su madre "le dije que mi mamá está grave y que podía morir, y le dije que estaba dispuesta a ir a Iglesia Católica para que oficie de testigo de que cuando cerrara los ojos mi mamá iba a volver". "Le puse el corazón a esa carta", indicó Molina.
Consultada sobre si pensó en radicarse en la Argentina, la disidente cubana expresó: "Créanme que nunca se me pasó por la cabeza". Legalmente, Hilda podría solicitar la residencia en Argentina ya que su hijo tiene la nacionalidad desde 1996.
