La tensión crece en Buenos Aires a la espera del fallo de la Corte Suprema en la causa Vialidad, y en el entorno presidencial ya dan por sentado que la resolución será desfavorable para Cristina Fernández de Kirchner.
Aunque el Gobierno de Javier Milei evita emitir declaraciones públicas, el tema se coló de lleno en la agenda interna. Desde la Casa Rosada reconocen, en voz baja, que la decisión judicial podría tener consecuencias políticas de alto voltaje. “Cristina estaba muerta políticamente. Esto la revive”, admitió un alto funcionario, preocupado por el posible reposicionamiento de la ex presidenta como víctima de persecución judicial.
Mientras tanto, Milei continúa su gira por Europa e Israel. Este martes, se mostró junto al primer ministro Benjamin Netanyahu y replicó en redes sociales un mensaje irónico que celebraba el presunto desenlace del caso contra Cristina. Sin embargo, desde el Gobierno insisten en mantener la distancia formal para evitar lecturas de injerencia institucional.
En la sede del Poder Ejecutivo, la atención está puesta en los movimientos sociales y gremiales que comenzaron a acercarse a los accesos de la Ciudad de Buenos Aires, en señal de protesta. También se sigue de cerca la cumbre que encabezan dirigentes del peronismo y el kirchnerismo en la sede del Partido Justicialista.
El clima de hermetismo fue total durante la reunión de Gabinete que encabezó Guillermo Francos, mientras el asesor presidencial Santiago Caputo siguió la jornada desde su despacho. Nadie habló oficialmente del tema, aunque puertas adentro el análisis es unánime: la eventual inhabilitación de Cristina para ejercer cargos públicos podría unificar a una oposición hasta ahora dispersa.
La Corte debe definir si acepta revisar la condena impuesta por el Tribunal Oral Federal N.º 2. De no hacerlo, la sentencia quedaría firme, lo que no sólo comprometería la situación judicial de Cristina Kirchner, sino que también tendría impacto directo en las elecciones bonaerenses, donde su nombre aún pesaba en el armado opositor.
Aunque desde el oficialismo insisten en que no buscarán “ganar en la justicia lo que se gana en las urnas”, lo cierto es que el fallo podría reordenar el mapa político argentino. Y eso, más allá del tono institucional, preocupa incluso dentro del propio Gobierno.