Si algo hay que aprovechar en una tierra de vides como San Juan son sus ricas uvas. Frescas, más y menos dulces, blancas o tintas, hace ya algún tiempo se incorporaron a la mesa de las fiestas de fin de año de la mano de una extendida tradición: comer 12 uvas justo cuando el reloj marca las 12 campanadas que anuncian el inicio del Nuevo Año (cada una simboliza un mes y el ritual augura prosperidad). Maridaje perfecto con esta celebración, aquí te ofrecemos tres opciones para disfrutar de esta delicia tan propia de nuestra región, más allá de la clásica ensalada de frutas.

Son preparaciones fáciles y económicas que aportan un toque muy especial y sin dudas van a llamar la atención en tu mesa: Una de ellas son las clásicas de las 12 campanadas, pero reversionadas: borrachitas y congeladas. Otra, un dip delicioso y diferente para untar. Y la tercera, uno de los platos preferidos de la modelo Ingrid Grudke, quien lo compartió en sus redes y se hizo viral: ¡en empanadas! Algo sin dudas llamativo por estos pagos, ¿no?.

Pues bien, manos a la obra. El ingrediente principal claramente son uvas. Lo ideal es que estén dulcecitas, frescas y, por favor, elegir las que no tienen semillas, o bien quitárselas (sí, valdrá el ratito de trabajo que te vas a tomar; o también podés poner a los chicos y que, de paso, se entretengan un rato). Por lo demás, en cada receta está lo que se necesita, y en verdad no llevan nada del otro mundo.

 

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Empanadas de uvas

Tal como Ingrid Grudke contó en su cuenta de Instagram, es una preparación que su mamá le hacía cuando era pequeña y es de sus favoritas. Usaba “una uva negra morada, dulce y más pequeña que la que vemos en cualquier frutería”.  Y explicó: “Es una especie de varenike, plato típico ucraniano. En Misiones tenemos tantas costumbres de otros países por la influencia de inmigrantes, que copiamos ideas de otros platos típicos de diferentes nacionalidades y las adaptamos a lo que nos da nuestra tierra misionera”.  Así las hace (podés mirar el paso a paso en la red social de Ingrid):

  • Mezclar las uvas con un poco de azúcar blanca común. Ese será el relleno, así de simple.
  • Poner un puñadito en un disco de masa de empanadas común (sí, el del paquetito que comprás en el súper) y hacer el repulgue.
  • Llevarlas a una olla con abundante agua hirviendo. Cuando flotan (o sea, cuando se cocinó la masa), están listas.
  • Ingrid contó que ella las prefiere con un poco de crema batida (y no lo dice, pero seguramente van mejor tibias)

¿Te animás a prepararlas y a probarlas? 

 

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Uvas borrachitas y escarchadas

Para las doce campanadas -pero ¡ojo, no aptas para niños!– son ideales. También para la sobremesa, cuando el cuerpo ya pide algo fresquito.

Necesitás las uvas sin semillas, un rico vino blanco (en general seco, pero si te gusta dulzón, también vale) y azúcar blanca común o mascabo.

  • Una por una, con una jeringa inyectá un poquito de vino en cada uva.
  • Húmedas, pasalas por el azúcar (como rebozadas).
  • Disponelas en una bandeja bien separaditas y llevalas al freezer una hora antes, más o menos, para que al momento de sacarlas estén escarchadas, crujientes y jugosas por dentro.

¡Y salud!

 

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Dip delicioso de uvas

Acá también podés usar diferentes variedades de uvas, y como en todos los casos, no deben tener semillas. Es ideal para la picada previa, o por qué no,  durante la comida.

  • En una sartén caliente colocar un chorrito de aceite de oliva, las uvas, una cucharada de miel, un poquito de romero, un poquito de pimienta negra (recién molida, mejor, es más aromática) y un chorrito de vino blanco. Sí, a ojo, a gusto.
  • Saltear las uvas en esta preparación unos minutos, hasta que pierdan su aspecto crujiente.
  • Armar en un lindo cuenco una base generosa de queso blanco untable (lo ideal es que sea de los más sequitos, no tan chirle) y disponer por arriba las uvas y también el jugo de la cocción. Opcional: en el emplatado se pueden sumar pequeños trocitos de queso azul, nueces picadas y más romero.
  • Servir acompañado de grisines, galletitas, tostadas, etc. para untar.

¡Y a chuparse los dedos!