En julio de 2016, Morena Rial le hizo un pedido muy especial a su padre: quería realizarse un bypass gástrico para bajar de peso y dejar atrás para siempre el bullying. Su paso por el quirófano fue exitoso y luego de haber perdido más de 50 kilos, y hacerse algunas cirugías reconstructivas, logró esa figura que tanto soñaba.


En las últimas horas quiso documentar su contundente transformación y se retrató desnuda frente al espejo. “Y ahora su corazón es a prueba de balas. Nadie la enamora, ahora tiene el papel de mala”, expresó junto a su postal de alto voltaje.

Lucas Canosa, uno de los usuarios con los que siempre se envía mensajes que dejan entrever que hay mucha onda entre ellos, le dejó un comentario picante. “Mejor que me des un mapa bebé, porque con tanta curva seguro que me pierdo”. Rocío Rial, su hermana, le dejó emojis de fueguitos en señal de que la veía más ardiente que nunca.

Su abogado, Alejandro Cipolla, tampoco se quedó atrás: “Un genia mi amiga, que se siente libre de mostrar su cuerpo sin ningún tipo de tabú. Un ejemplo a seguir de superación”.

A principios de septiembre, la mediática sorprendió con una serie de fotos de su pasado. Llegó a pesar 145 kilos y su vida se convirtió en un infierno por el bullying que no solo sufría en el colegio, donde la tiraron por las escaleras. Según contó en varias entrevistas, su mamá -Silvia D’Auro-, la sentaba a ver Cuestión de peso y le decía que iba a terminar como participante.

“Puedo observarme pasando frente a un espejo sin agachar la mirada, me celebro posando en una foto grupal sin sentir la necesidad de esconderme detrás de alguien. Me abrazo todas esas veces que sonrío al ver una foto mía en lugar de llorar. Sí, sucedía. Lo hacía. Posiblemente crecer tenga que ver con ser más fuerte, aunque me gusta darme el mérito por eso. Ni los demás, ni los años, ni el tiempo… fui yo. Fui yo queriéndome sentir mejor, fui yo peleando conmigo misma. Fui yo luchando por poder conseguir aceptarme. Porque un día me grité tanto, me insulté tanto, que pensé ese era el fondo de mi pozo”, comenzó relatando junto a varias postales de su transformación.


La hija del conductor de Intrusos dejó en claro que vivió épocas de mucho dolor. “Existían cosas ajenas a mí, como esos comentarios en las redes, que aun sabiendo que no tenía responsabilidad sobre eso, me culpé. Esas noches en que apreté tanto el puño de ira que sentí mis uñas lastimando mi palma y al notarlo culminó el enojo y di paso a la angustia, a esa que surge mientras me pregunto ‘por qué me hago esto. Esa oscuridad, ese fondo que estaba tocando, utilicé para dar intenso impulso a la mujer que anhelaba ser”, agregó.

Por último, Morena -que es mamá de un nene de un año y medio-, reconoció que cada mañana se levantaba queriendo sentirse mejor. Le costó, y todavía está recorriendo el camino, pero no se da por vencida.