Con la llegada del calor pueden cambiar ciertos hábitos en las personas. Algunos de estos hábitos tienen que ver con pasar más tiempo al aire libre, principalmente en piletas y lugares de veraneo, debido a las altas temperaturas y el incremento de eventos sociales con familiares y/o amigos en espacios recreativos.

De la mano del calor, llegan también las prendas de vestir más confortables que dejan una mayor parte del cuerpo expuesto al sol, uno de los motivos por los cuales durante el verano debemos prestar más atención al cuidado de la piel y generar hábitos saludables que permitan disfrutar del aire libre de manera segura.
Si bien los cuidados deben realizarse durante todo el año, en esta época por diversos factores climáticos el impacto de los rayos UV que llegan a la tierra pueden afectar más la salud.

Para esto, como primera medida es recomendable saber qué son los rayos UV y cuáles son los horarios en los que llegan con más fuerza, además de medidas de cuidado para las diferentes etapas de la vida y según los tipos de piel. "Los rayos UV son un tipo de radiación invisible emitida por el sol.

Los mismos de acuerdo a la longitud de onda electromagnética se clasifican en: UVA, UVB y UVC. A la superficie de la tierra llegan los rayos UVA y UVB, los otros quedan retenidos en la atmósfera", asegura María Angélica Gutierrez, médica dermatóloga. "A diario el Servicio Meteorológico Nacional informa el índice de radiación Ultravioleta, que va en una escala de 1 a 11. Cuanto más alto el índice, mayor el riesgo de exposición", agrega la especialista.

Dicha escala es el índice UV Solar Mundial (IUV), que permite la clasificación de los rayos según los diversos niveles de intensidad y actúa como un indicador de la capacidad que tienen los mismos de producir lesiones en la piel de las personas. Las variaciones dependen de varios factores, entre los que se destacan: la altura del sol, la latitud, la nubosidad, la altitud, el ozono y la reflexión por el suelo.

En tal sentido, la radiación UV crece a medida que el sol está más alto en el cielo, y es más intensa cuanto más cerca estemos del Ecuador. Asimismo, si bien las nubes pueden disminuir la llegada de rayos, no siempre sucede, por eso debemos estar atentos a extremar los cuidados aun en días poco soleados. Otro punto es la altura, la intensidad se incrementa junto con ella.

Cada mil metros aumenta entre un 10 y 12% y por cada 300 metros un 4% aproximadamente. El tipo de suelo también es un factor debido a la reflexión. Los rayos pueden, dependiendo del tipo de suelo, dispersarse o reflejarse. Por ejemplo la nieve refleja hasta un 80% de la radiación, la arena un 15% y el agua de mar hasta un 25%.

El índice establece un color según el tipo de intensidad y daño potencial de los rayos UV en la piel. Los índices 1 y 2 (verde) significan que los rayos no representan riesgo para la salud, aunque los especialistas recomiendan siempre, aún en momentos con índice 1 y 2, usar protección. Por su parte los índice del 3 al 5 (amarillo) y 6 y 7 (naranja) necesariamente suponen el uso de protección: estar a la sombra, uso de vestimenta adecuada y protector solar. Los valores del 8 al 10 (rojo) significan que la protección debe extremarse, lo mismo que los valores igual o superiores a 11 (violeta).

Los daños

1 La radiación UV solar puede dañar la salud de la piel, los ojos y el sistema inmunitario si no se toman los recaudos necesarios. En tal sentido, los especialistas hablan de efectos agudos y crónicos. Entre los primeros se encuentran el envejecimiento prematuro de la piel, del tejido fibroso y de los vasos sanguíneos, como también reacciones oculares de tipo inflamatorio, como la queratitis actínica. Dentro de los efectos crónicos se destacan los cánceres de piel y las cataratas.
 
"La radiación ultravioleta produce daños en la piel que van desde el simple enrojecimiento, quemadura solar, hasta daños en el ADN celular llevando a la aparición de cáncer de piel, basocelular, espino celular y melanoma maligno" señala Gutiérrez. Por su parte Luis Diego Sevinsky, médico dermatólogo, suma otros efectos como: "cataratas, fotoenvejecimiento, empeoramiento de enfermedades fotosensibles y disminución de la respuesta inmune".