En los últimos siete años, el número de procedimientos de angioplastias coronarias en Argentina aumentó aproximadamente un 40 por ciento, pasando de 700 a cerca de 1.000 intervenciones por millón de habitantes por año; y, aunque todavía esté lejos de la cifra ideal de 1.500 intervenciones, los especialistas le auguran una expansión cada vez mayor. Esto se debe, en gran parte, a que en la mayoría de las afecciones cardiovasculares la angioplastia fue reemplazando progresivamente a la cirugía de revascularización miocárdica, es decir, al by-pass coronario, sobre todo en pacientes con cardiopatía inestable. Situación que ocurrió fundamentalmente debido a tres ventajas significativas: una rápida recuperación, un método menos invasivo y una mortalidad mucho más baja, entre el 0,5 y el 1%.

"Según los últimos datos de la Organización Europea para la Cooperación y Desarrollo Económicos, que releva los procedimientos a nivel mundial, por cada cirugía de by-pass se realizan 6 angioplastias, relación que estimamos es muy similar en nuestro país", sostuvo Rubén Aldo Piraino, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista y presidente del Congreso SOLACI-CACI 2017, la reunión científica anual que se hizo días atrás en Buenos Aires.

Pese al aumento en el número de procedimientos por cateterismo, este sigue siendo bajo, sobre todo en relación a Estados Unidos, donde hacen 3.500 angioplastias por millón de habitantes por año. "Argentina es más parecida a Europa, pero si tomamos dos países como España y Gran Bretaña, que tienen alrededor de 45 millones de habitantes, veremos que allí se realizan entre 1.500 y 2.000 angioplastias por millón de habitantes por año, por lo que disponemos de margen para crecer; nuestra expectativa es que sigan aumentando para brindarle una mayor calidad médica a la población", enfatizó Piraino.

"El número de procedimientos se incrementa año tras año significativamente al igual que la utilización de stents. No hay ciudad mayor de 150 mil ó 200 mil habitantes que no cuente con una sala y un equipo de profesionales preparados para actuar. Las recientes políticas de expansión de la especialidad a hospitales públicos hicieron que pacientes de bajos recursos fueran tratados con la más alta calidad médica", aseguró Omar Santaera, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista.

De acuerdo con los datos relevados por el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), en el país hay unos 293 servicios de hemodinamia, conformados por un quirófano con un equipo de rayos X más sofisticado, con una camilla donde se acuesta el paciente y monitores que permiten ver y dirigir los catéteres.

En cuanto a las cifras de morbimortalidad a nivel local, a partir de los datos de un estudio llevado adelante por los centros referentes del país, Piraino refirió que "esta es menor al 4% con la cirugía cardiovascular, mientras que con la realización de la angioplastia coronaria, la mortalidad oscila entre 0,5 y 1%".

El incesante y creciente avance tecnológico, sumado a la experiencia profesional, hace hoy de la angioplastia una intervención de opción inicial, de muy corta duración, con grandes diferencias con las intervenciones quirúrgicas para enfermedades similares. Con distintas alternativas de ingreso del cateterismo (accesos vasculares) como las arterias de las piernas (femorales) o mejor aún las arterias del brazo (radial o cubital), las internaciones son cortas, generalmente de 24 ó 48 horas en los procedimientos terapéuticos y en forma ambulatoria en los estudios diagnósticos.

"Por otra parte, la utilización de las arterias del brazo permite una inmediata deambulación y un mayor confort para el paciente en su internación o luego del alta", remarcó por su parte Alberto Sampaolesi, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista y director del Comité Científico del Congreso SOLACI-CACI 2017.

La angioplastia coronaria es una intervención endovascular que se realiza para despejar arterias coronarias que están estrechadas u obstruidas en el proceso de aterosclerosis, que consiste en la acumulación de depósitos grasos a lo largo de las capas de la pared de las arterias -llamada placa de ateroma- reduciendo el flujo sanguíneo al obstruir la luz del vaso. Dicha obstrucción (total o parcial) dificulta la irrigación sanguínea, produciendo una isquemia (sufrimiento celular por falta de aporte de oxígeno y nutrientes) con consecuencias que pueden llegar a ser devastadoras para el organismo.

Sin dudas, el uso de técnicas menos invasivas como la angioplastia para el tratamiento de la enfermedad obstructiva de las arterias coronarias provocó una "revolución en lo asistencial’. Fue a partir de su desarrollo que cambiaron las indicaciones del abordaje de la enfermedad isquémica cardíaca, principalmente en pacientes con cuadros agudos, incluido el infarto de miocardio.

"La utilización de la angioplastia como tratamiento de revascularización no tiene prácticamente contraindicaciones; está indicada para la angina inestable, el infarto agudo de miocardio, lesiones de múltiples vasos, enfermedad de tronco coronario izquierdo, tanto en pacientes no diabéticos como en diabéticos, de hecho, para este subgrupo, las evidencias llegaron con los más recientes trabajos publicados, sobre todo con stents liberadores de drogas de última generación", consignó Santaera.

Las angioplastias se realizan bajo anestesia local, en forma mínimamente invasiva, en tanto que la cirugía de by-pass coronario representa una cirugía mayor, con anestesia general, que en muchas ocasiones incluye abrir el esternón del paciente, producir un paro cardiorrespiratorio y trabajar con circulación extracorpórea. La angioplastia supone una internación de entre 24 y 48 horas y una rápida rehabilitación, retomando el paciente sus actividades habituales al cabo de cerca de 7 días.

 

Cómo se hace

La angioplastia puede hacerse mediante una punción en la ingle, vía arteria femoral, o en la muñeca, vía radial. El objetivo es abordar el sistema vascular arterial: ya sea por vía radial o femoral se avanza utilizando catéteres de 2 mm de diámetro y 1 metro de largo, todo bajo estricto control radiológico, usando un circuito cerrado de televisión. Una vez colocado el catéter en el origen de la arteria obstruida, se inyecta una sustancia de contraste visible mediantes Rayos X, justamente para saber dónde está la obstrucción. Localizadas las obstrucciones, se las interviene y se las desplaza con aire para restituir el flujo sanguíneo normal.

Cuándo se indica

Cuando se presenta un paciente estable que tiene una obstrucción coronaria, es decir, cuando no hay una situación de emergencia como puede ser un infarto agudo, sino que los síntomas de la obstrucción coronaria aparecen cuando la persona está en actividad o frente a una emoción intensa o algún cuadro de estrés, y además existe enfermedad en una sola de las tres arterias existentes, se hace siempre angioplastia. Cuando, en cambio, la enfermedad se presenta en las tres arterias, en general se prefiere la cirugía tradicional, es decir el by-pass. Si existe enfermedad de dos arterias, se discute sobre qué procedimiento seguir, siempre que el paciente esté estable.