�EPA comunicó su investigación a Volkswagen la primavera del año pasado, después de que la Universidad de Virginia realizara pruebas a vehículos diésel y comprobara la existencia de grandes diferencias entre las emisiones de óxidos de nitrógeno
declaradas y las reales: hasta 35 veces más en el caso de un Jetta.
¿Quién había puesto sobre la pista a la Universidad? La ONG International Council of Clean Transportation (ICCT), quien ya había quedado sorprendida al realizar unas pruebas por su cuenta. En ellas también se testeó un BMW X5, con el que se obtuvieron valores razonables. Volkswagen comenzó su ardid en 2009, y quizá no habría sido descubierta sin la investigación de la Universidad.
EPA confrontó a Volkswagen con sus resultados en 2014. Y la firma retiró algunos modelos el año pasado sin mejorar mucho, dijo la EPA. Luego de que EPA y la Junta de Recursos Atmosféricos de California se negaran a aprobar que salieran a la venta los modelos diesel de Volkswagen para 2016 la compañía admitió lo que había hecho.