Fue uno de los que asistió a Mercedes y Mayra apenas sufrieron el accidente y confesó que tiene grabadas las imágenes de las dos mujeres quemadas, gimiendo de dolor. Es José Alvarez, playero de la escombrera, y quien se encontraba cerca de la garita de ingreso cuando vio llegar corriendo a una niña, aquella tarde del 25 de noviembre.
‘La nena estaba con las señoras y llegó muy asustada. Nos dijo que las mujeres se habían quemado allá abajo (en el nivel inferior de la cava, a unos 10 metros de profundidad) y salí corriendo. Un compañero de la máquina con la pala y un camionero se sumaron al auxilio. Las dos mujeres ya estaban en una huella, como si hubiesen querido salir de la escombrera para ir a su casa. O sea, no estaban en el lugar donde las mosteras dejan los barros’, contó José.
‘Las dos tenían los brazos muy quemados, la mujer más grande tenía el pelo chamuscado y a las dos ya se les habían reventado las ampollas. La piel les colgaba como si fuera nylon. Fue muy fuerte verlas así. La señora mayor estaba mal y se quejaba. No se podía mover y la subimos a la pala de la máquina, que la llevó hasta la garita. La chica se quejaba mucho de dolor, pero subió los terraplenes con nosotros caminando’, recordó José.
Inmediatamente, el policía que hace adicionales en la escombrera llamó a la ambulancia y al 911. Luego llegó un patrullero de la Municipalidad de Chimbas y entre 10 y 15 minutos después del llamado, arribó la ambulancia.
‘La chica le dio los datos al policía y le contó que su mamá se había caído sobre unas cenizas y que ella la ayudó a levantarse, por eso también se quemó. Cuando las atendieron, les sacaron la ropa quemada porque estaba llena de polvo. Y todo me lo dejaron a mí. Sinceramente, recordar esos momentos es muy doloroso’, relató José.