Ajuste: El armazón de los anteojos debe ajustar perfectamente. Hay que asesorarse para que los anteojos no sean demasiado grandes, ni pesados. Usar una gomita elástica de cabeza puede ayudar a distribuir mejor el peso. Conviene asegurarse de que no aprieten la nariz, ni las orejas. Hay que evitar que dejen marcas rojas porque pueden causar irritación en la piel. Lo recomendable es que el mismo niño elija los anteojos que desea usar.
Recetados: Los lentes siempre deben ser hechos de acuerdo con la receta del oftalmólogo y ajustarse a sus indicaciones exactas.
Dar tiempo: Si bien puede haber una resistencia inicial, la mayoría de los chicos acepta los lentes cuando se dan cuenta de que ven mejor con ellos.
-Adaptación: Los especialistas recomiendan elegir una hora en que el niño está descansado y de buen humor para iniciar el período de acostumbramiento. Hay que prepararse para entretenerlo lo más posible, que esté distraído y no quiera quitarse los anteojos enseguida. Lo mejor es elegir una actividad motivadora que le fascine como leer cuentos o mirar figuras grandes y coloridas.
Un buen método es parar la actividad cuando el chico se quite los anteojos y reanudarla cuando se los deje poner nuevamente.
-En cuanto a los cristales, los especialistas recomiendan cristales orgánicos para que no se rompan si se les caen o se si dan un golpe mientras juegan. Sirven las lentes de policarbonato o materiales similares, que aseguran que el cristal es fino, pero duro.
