Fue el responsable de atender al gobernador José Luis Gioja cuando fue derivado al Hospital Italiano de Buenos Aires tras el accidente en el helicóptero. Allí entabló amistad con él y su familia. En su visita a San Juan, durante la última Fiesta Nacional del Sol, Gioja lo invitó a participar del Cruce, algo que lo sedujo desde un principio. Así llegó el médico Eduardo San Román, jefe de la Terapia Intensiva del Italiano a formar parte de los expedicionarios de esta travesía que ayer pasó por su tercera jornada. Confesó tener muchas coincidencias de pensamiento con el Gobernador y dijo que si la vida tuviera la posibilidad de reunirlos en algún lado, seguro trabajarían juntos.
-Durante su estadía en la Terapia Intensiva del Italiano forjamos una amistad. Es lo que suele suceder a un médico cuando está mucho tiempo en contacto con un paciente, que además está abierto. Me invitó a la Fiesta del Sol y cuando fui, ahí me dijo del Cruce. Yo le había contado que conocía todo el país y le transmití mi amor por la naturaleza. Lo gracioso que en San Juan, quienes rodean al Gobernador, hasta hicieron apuestas para ver si iba aguantar. Me vieron tan blanco que pensaron que no iba a resistir. Eso me empujó más al desafío de hacerlo. Y acá estoy.
-Hasta hora hay dos cuestiones puntuales: la primera es que descubrí a esos "invisibles" que nos están asistiendo y hacen que esto sea posible. Si bien esta fue la decisión de Gioja que un día se levantó y pensó que era bueno ver qué se sentía hacer el trayecto de San Martín y de revalorizar su gesta, hay mucha gente que está detrás para que no nos pasara nada. Se trata de los arrieros, de los gendarmes, de la gente del Ejército. La segunda cuestión es el aspecto histórico. San Martín cruzó hace 200 años en condiciones tan distintas. Nosotros lo hacemos con vestimenta de última generación y llegamos a descansar. El Ejército de Los Andes, atravesó la cordillera y llegó a pelear. También me replanteo por qué hubo gente que se alistó. En esa época el promedio de expectativa de vida era de 40 años. Muchos de los que pelearon por la libertad que nosotros gozamos, ni siquiera la pudieron ver, lo que hace muy conmovedor todo esto.
-Que me siento cuidado. Siento que la gente que nos asiste mira al otro, están atentos. Siempre al lado. En el campo de la medicina este rol lo ocupan los enfermeros. Sin ellos nada se podría. Aunque nosotros nos llevamos la gloria. Y no son mirados por la sociedad. Hace falta reconocerlos más. Por otro lado, acá uno empieza a entender qué es lo verdaderamente imprescindible y con qué poco podemos ser felices. A mucho les haría falta cruzar la cordillera a mula, me doy cuenta ahora.

