El suizo Roger Federer definió ayer como un “momento mágico” la conquista de su séptimo título en Wimbledon, que le permitió recuperar el número uno del tenis mundial y desplazar al segundo lugar al serbio Novak Djokovic. “Nunca dejé de creer y seguí jugando con más intensidad pese a que tengo una familia. Es un momento mágico para mí”, dijo el suizo mientras su esposa, Mirka, y sus hijas, Myla y Charlene, lo observaban desde el palco del estadio.

“Sampras fue mi héroe, me siento increíble”, aseguró el suizo, quien incrementó a 17 su récord de títulos de Grand Slam, tres más que el estadounidense. “Creo que en los últimos partidos jugué mi mejor tenis”, admitió Federer, quien recordó el tiempo pasado desde su anterior título de Grand Slam, el Abierto de Australia en enero de 2010 y a los 30 años es el segundo ganador más veterano de la historia, después del estadounidense Arthur Ashe. “Muchas cosas cambiaron en mi vida desde entonces, así que esto viene en un buen momento”.