Para Mauricio Bustos, de 49 años, ser padre no fue fácil. Recién a los 11 años de casado, él y su esposa Liliana pudieron concretar su sueño de tener un hijo. Eso fue hace ya 8, cuando llegó a su hogar Nahuel, luego de haber esperado en la lista de adopciones por más de cuatro años. Y este bebé, con escasos días de vida, significó un cambio rotundo en su matrimonio ya desgastado por tantos intentos y tratamientos de fertilidad fallidos. Ahora este papá orgulloso de su hijo asegura que está dispuesto a pasar por la misma experiencia otra vez.
Lo que más lamenta es no tener más tiempo para estar con su hijo. "Creo que en estos días nos preocupamos por vivir el día a día y llevamos un ritmo de vida muy acelerado. Esa vida agitada de ahora es la que impide que escuchemos a nuestros hijos. Hace que los descuidemos y ellos necesitan y quieren ser escuchados", dice Mauricio disimulando cierta tristeza. Y el motivo de este comentario es, justamente, la gran cantidad de actividades que desempeña. Una de ellas está relacionada con su trabajo, ya que es policía desde hace 17 años; y las demás vienen de la mano de su segunda pasión (la primera es su familia): canta y organiza eventos solidarios y fiestas de todo tipo.
"Yo empecé a cantar por Nahuel. Para el primer Día del Niño que pasamos con él, quise cantarle una canción", comenta. Así, se preparó por algunos meses y, cuando llegó la fecha, le cantó el tema Hijo, de Daniel Agostini, y Qué Bonito, de la Banda XXI. Desde entonces, fue ampliado su repertorio y hoy sale al escenario en todas las fiestas que organiza y cada vez que lo invitan. La organización de eventos de caridad tuvo un origen similar. Fue la imposibilidad de tener hijos lo que lo llevó a emprender, junto a su esposa, fiestas para niños. Esa dedicación se convirtió con el tiempo en una agrupación solidaria (Odisea), que ya es reconocida en toda la provincia por sus festejos y carnavales y de la que Mauricio es presidente.
Pero, a pesar de tanto trabajo, Mauricio se las ingenia para estar más tiempo con su hijo, que compartió la pasión de su padre desde que era bebé y lo acompaña en todos los festejos. Tanto así, que Nahuel forma parte de la murga de la agrupación desde que tenía dos años. "Nahuel me sorprende todos los días. Es muy inteligente y habla como una persona grande. Cuando tenía dos años ya reconocía los colores y, ahora, me doy cuenta de que es muy parecido a mí: le gusta hablar y que le presten atención. Yo no soy tan demostrativo, aunque me gustaría serlo. Por eso me vuelve loco cuando me da besos y me abraza. Es muy cariñoso", cuenta este padre del corazón, como lo llama su hijo.

