Hermes Ibáñez (41) es el dueño del caballo suelto que provocó un accidente mortal en la ruta 141. Tras más de un mes detenido por un delito excarcelable fue liberado, pero reconoció que la tragedia lo afectó de tal manera que ya no quiere tener más animales, pese a que es una tradición familiar. Conmovido y sin ocultar sus lágrimas, Ibáñez indicó que a Federico Aguilar, el hombre que perdió a su esposa y sus dos hijos en el accidente, le diría que siente "en el alma lo que pasó’.

-Su familia había dicho que su caballo se escapó, ¿usted lo había atado?

-Sí, el caballo estaba atado. Yo lo até. Después me vine a Caucete, a la casa de mi novia, y nunca me enteré del accidente hasta que me vino a buscar la Policía. Ahí me contaron lo que pasó y que el caballo era mío.

-¿Hace cuánto que cría y tiene animales?

-De toda la vida, yo nací y me crié en Bermejo en una familia que tiene animales. Soy hombre de campo.

-¿Quiere hablar con el conductor de vehículo que chocó contra su caballo?

-No… No sé, no por ahora.

-¿Y si pudiera decirle algo, qué sería?

-Le diría que siento en el alma lo que pasó. Que estoy realmente muy mal por lo que pasó. Ese hombre perdió a toda su familia y yo pienso mucho en esos niños. Es terrible todo esto.

-Estuvo más de un mes detenido pese a que pudo afrontar el proceso en libertad, ¿siente que no tuvo un trato justo, como denunció su familia?

-Yo no entiendo nada de Justicia. El abogado me decía que no podía estar tantos días preso, pero yo me la aguanté. Ahí dentro uno siente que sobrevive y más cuando por ejemplo yo antes ni siquiera había pisado una comisaría.

-¿Seguirá criando y teniendo animales?

-No creo que siga con los animales, no quiero tenerlos más. No quiero que vuelva a pasar lo que pasó. Me voy a dedicar a cortar leña, a hacer changas, a hacer trabajo rural.

-¿Va a dejar Bermejo?

-No creo, no lo pienso por ahora, pero me imagino que mi vida ya no va a ser como antes.

-¿Cómo eran sus días hasta antes del accidente?

-Me levantaba temprano, desayunaba y me iba a caballo al puesto que tenemos unos 20 kilómetros para el lado de los médanos. Ahí cuidaba que las vacas no se vinieran justamente para el lado de la ruta. Estaba dos o tres días en el puesto y volvía al pueblo, a hacer trabajos en la casa.

-Lo liberaron el día de su cumpleaños, ¿qué sensación le generó esa coincidencia?

-Fue extraño. Lo que sí sé es que nunca me voy a olvidar de ese cumpleaños, me va a quedar marcado para toda la vida.

-¿Cómo fue el regreso a su casa?

-Cuando llegué estaba toda mi familia y casi todo Bermejo esperándome. La gente del pueblo sabe que yo no hice nada, que jamás le hice daño a nadie. Cualquiera que vaya a Bermejo puede preguntar por mí y le van a decir cómo soy y cómo me comporto en la vida.