El padre Pepe Di Paola llegó a San Juan por segunda vez, para participar del cierre del Foro Nacional de Municipios. Es coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia e integrante del equipo de las Pastoral de Villas de Emergencia que creó Jorge Bergoglio. En Buenos Aires tiene un programa de recuperación de la adicción a las drogas, que dirige desde 2012 tras volver al conurbano bonaerense de un exilio forzado: los narcos lo amenazaron de muerte cuando trabajaba en la famosa Villa 21.

-¿Qué evaluación realizó sobre el Foro?

-Fue muy interesante porque los municipios son la cara del Estado más real y práctica; me gustó la idea de construir una cultura preventiva.

-¿Qué pudo conocer sobre la problemática de las drogas en San Juan?

-Más allá de que la droga avanzó en todo el país, noté que San Juan está tomando más fuerza en prevención. Es importante que los chicos encuentren un sentido a sus vidas y eso es tarea de todos. Hoy un maestro, un catequista, un profesor de fútbol debe ser un líder preventivo.

-¿Tiene información de que en San Juan haya consumo de paco?

-En San Juan no se consume paco. El paco existe en el conurbano bonaerense, Capital Federal y Salta. El paco es la droga en la mano de los pobres, pero cualquier droga dentro de un lugar de exclusión social se convertirá en una tragedia.

-¿Qué opina sobre las declaraciones de Víctor Hugo Morales sobre que las villas son lugares dignos para vivir?

-No sé qué quiso decir y no pude hablar con él. La gente quiere su villa porque nació ahí, se crió, hizo su casa y ahora viven sus nietos, pero a nadie le gusta vivir en condiciones infrahumanas. Vivo en una villa y tengo que tomar tres micros para llegar al centro. No hay que confundir: querer a una villa no significa que allí se viva con toda la dignidad.