Sentado en el suelo y llorando sin consuelo, Andrés esperaba que le entregaran el cuerpo de su esposa Claudia Ferreira. Esta chica de 26 años falleció por no recibir atención en Terapia Intensiva del Hospital Rawson, por falta de cama. “Me da impotencia saber que ella se podría haber salvado si hubiese recibido la atención necesaria -dijo Andrés-. Y me dolería menos saber que murió a pesar de que se hizo todo lo posible para mantenerla viva. Pero ninguna de estas cosas pasó. Ahora estoy perdido. No sé que haré solo y con dos pequeños de 5 años y de 3 meses. No entiendo por qué Dios me ha puesto esta prueba”. Andrés contó que su esposa desde que tuvo a su último hijo, comenzó a adelgazar sin motivos aparentes. Que estaba tan débil que ya no podía ni manejar la moto. Y que los médicos nunca pudieron descubrir qué tenía. “Yo me encomendaba a todas las Vírgenes para que iluminaran a la ciencia y se pudiera descubrir qué tenía mi hija” contó Pedro Ferreira, papá de Claudia. Es que todos los estudios que le hicieron le salieron bien y los médicos no se explicaban qué podía tener para adelgazar tanto. Murió con 42 kilos de peso”. El domingo pasado a las 13, Claudia Ferreira ingresó al Servicio de Urgencias del Hospital Rawson con un alto nivel de deshidratación y síntomas de un preinfarto. Murió a las 3 de la madrugada de ayer, 14 horas después de llegar al centro de salud, porque no contó con la asistencia de terapia intensiva. “Los médicos estaban desesperados por conseguirle una cama en terapia en clínicas privadas y no pudieron -sostuvo Pedro-. Trataron de mantenerla con vida con un respirador que se rompía a cada rato”. Claudia falleció a las 3 de la madrugada, justo cuando ingresaba la ambulancia que la trasladaría a una terapia privada. Pedro Ferreira sostuvo que su hija no alcanzó a disfrutar de su pequeño hijo ni de la casa, cuya llave le entregaron hace solamente un mes.