Con su habitual tono descontracturado, el presidente de Uruguay, José Mujica, inauguró ayer la III Cumbre Mundial sobre Cambio Climático. Una nutrida guardia periodística, en su mayoría de la Argentina y de Uruguay, aguardaba la llegada de Mujica y la excesiva demora alimentaba la impaciencia. Pero la sorpresa llegó a bordo de un austero auto Chevrolet Corsa blanco, con los vidrios sin polarizar y con una mínima guardia policial que llevaba en el asiento delantero al mismo presidente de Uruguay, y que casi pasó desapercibido en medio del tránsito montevideano. La imagen fue más reveladora en comparación con la llegada del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, a bordo de un BMW negro con vidrios polarizados, que llegó en el marco de un operativo de seguridad -con sirenas incluidas- que captó la atención de toda la zona.
