Ella es menuda. Tiene el pelo muy corto y la mejilla cruzada por una cicatriz. Es amable, y atiende con una sonrisa apenas se abre la puerta de la Agencia de Turismo Viento del Oeste. Conmueve verla sola luchando después de aquel 27 de febrero, cuando ella y Eduardo salieron con sus cuatro hijos, Federica, de 9 años, Tomás de 7 y los mellizos Santino y Delfina de 3, rumbo a Barreal a pasar un fin de semana en carpa (no iban a la casa de un hermano como se informó en un principio), antes de que comience un nuevo y duro año de trabajo y de escuela. Luego la ruta, dos ciclistas supuestamente ebrios que nunca aparecieron, una mala maniobra de uno de ellos, el volantazo de Eduardo para no atropellarlo y la vida que se fue a los tumbos, como la camioneta que los transportaba. Santino, uno de los mellizos, murió en el accidente y Eduardo, su padre, horas después en el hospital Rawson. Pero Carina nunca imaginó que después de semejante tragedia iba a tener que lucha aún más que antes por los suyos.

"El gringo era un compañero… mi compañero del alma y de la vida", dice Carina, y dirige la vista al retrato de Eduardo que está sobre un mueble de su oficina. Eduardo llevaba la agencia con su ayuda, ya que al nacer los mellizos él le había pedido que dejara la abogacía para acompañarlo. "Yo lo hice. Él quería que hagamos todo juntos", cuenta. "Eramos muy amigos, muy compinches". Ella habla despacio, sostiene el relato, respira profundo y retoma. "Y Santino es un angelito, que cuidó que a su hermana no le pasara nada". La melliza de Santino, Delfina, sobrevivió al accidente sin un rasguño físico.

Pero el destino trágico no los abandonó. Carina debió transformar el dolor por la pérdida de su esposo y su hijo en fuerza para enfrentar lo que vendría. "Estábamos revisando cuestiones de la obra social que nos costaba muchísimo dinero. Nos íbamos a cambiar, y ésto nos pasó justo en ese momento, por lo que nos tomó sin cobertura", explica. Al cambiar de obra social, cualquier afiliado entra en lo que se denomina el período de carencia, por el cual no accede a la cobertura por tres meses. Así el drama mostraba otra cara.

Ahora Carina debe enfrentar un período complejo en su vida, inimaginable para quienes no han sufrido una pérdida semejante. Las secuelas físicas que el accidente dejó en ella y sus hijos, y la necesidad de no abandonar el trabajo para salir adelante, la colocan en una situación de inesperado desafío. "Todo por ellos", dice Carina. "Voy a sacar fuerzas de donde no hay".

La situación de hoy de la familia requiere más que de la voluntad, el esfuerzo o su fe inquebrantable. Tomás necesita imperiosamente una costosa intervención para poder llevar una vida normal. El niño, que en el vuelco quedo aprisionado por los restos de la camioneta, sufrió una quebradura de cráneo con pérdida de masa encefálica. "En la parte posterior derecha de su cabeza, hoy Tomas tiene debajo de su piel su cerebrito", dice Carina. "No es justo, no puede hacer nada sin que corra un serio peligro. Hasta cuando van sus amiguitos a jugar tengo que ver que no se pongan del lado en que está lastimado porque cualquier roce en la zona le puede provocar un daño neurológico irreparable", agrega. Que Tomás siga vivo es para la madre "un milagro. Nadie daba nada por él. Estuvo 15 días en terapia intensiva con respirador y pasó dos infecciones. Una provocada por el respirador, del tipo de las intrahospitalarias y la otra en la pierna, que casi lleva a la amputación. Ahora le quitaremos la venda del injerto y en unos días más el yeso, con lo que podrá volver a moverse", se esperanza.

La solución, dice Carina, "es la colocación de una placa de titanio, o una nueva, 3d que se hace a su medida para proteger la zona, y eso es muy caro". La falta de obra social torna el objetivo difícil de alcanzar sin la ayuda de los que los quieren. Por eso, gente allegada decidió abrir una cuenta en una institución bancaria donde se podrá colaborar para que Tomás se recupere. "Yo le estoy eternamente agradecida a la persona que ideó esto, ya que el dinero irá exclusivamente a la operación de Tomás, y trataré de devolver el favor a todos aquellos que me ayuden", dice.

Carina Luque sigue adelante, y encontró en la lucha diaria de su vida un refugio ante tanto dolor.

Para ayudar

CUENTA ÚNICA BANCO SANTANDER RIO-
TITULAR- ANA CARINA LUQUE FRAIFER-
( CAJA DE AHORRO $)-CBU: 07203860 88000035466840;
CUENTA Nº 386-00354668/4; CUIL: 27-21358117-7