Desde que arrancó la procesión en la parroquia Nuestra Señora de Luján, los fieles demostraron estar en contra del matrimonio gay y más aún de la media sanción que recibió en la Cámara de Diputados de la Nación la ley que permite el casamiento entre personas del mismo sexo. Durante el trayecto rezaron para que "Dios ilumine a los legisladores para que no sigan sancionando leyes que atentan contra la integridad de la familia". Y aplaudieron eufóricos cada vez que desde un altoparlante un locutor gritaba "¡No al aborto, no al matrimonio gay!". El entusiasmo y la negativa de todos se repitió cuando Monseñor Alfonso Delgado hizo referencia al tema durante la homilía. Esto sucedió ayer, cuando unos 10.000 fieles participaron de la fiesta religiosa con que se honró a Nuestra Señora del Luján, Patrona de la Argentina, y con la que la Iglesia celebró el Bicentenario de la Patria.
"Sabemos que hay problemas de todo tipo. Sólo voy a referirme a uno, muy reciente, que afecta a las familias, a la dignidad de la persona y al orden natural de las cosas: me refiero a la media sanción de una ley que equipararía el matrimonio con lo que no es matrimonio. Pero así como nadie puede cambiar la ley de la gravedad, tampoco nadie puede cambiar el orden natural del matrimonio, compuesto por un hombre y una mujer, del que brota la vida, fruto del amor. Con todo respeto a nuestros legisladores y sus intenciones, hay que decir que se trata de una ofensa grave a la mayoría del pueblo argentino. Ningún candidato se animó a prometerlo en su campaña electoral, lo mismo que la droga, el aborto y otras cosas, porque si lo hacía seguramente se quedaba en candidato. Por eso, también es una ofensa grave a la democracia y a la vida republicana del país. Igualmente, ningún legislador pensó en el bien de los niños de esas posibles adopciones. Entonces, también es una grave ofensa a los derechos de los niños".
De esta manera, Monseñor Delgado dejó bien en claro la posición de la Iglesia con respecto al matrimonio gay, que fue compartida con el público que estalló en gritos de "¡Viva la familia!" y aplausos luego de escuchar las palabras del obispo. También aplaudieron los funcionarios presentes, entre ellos el gobernador Gioja, el vice Rubén Uñac, el diputado nacional Daniel Tomas y el intendente Marcelo Lima, todos compañeros de partido del senador sanjuanino Ruperto Godoy, quien votó a favor de la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Monseñor Delgado continuó alentando a la sociedad para que "no deje pisotear sus derechos ciudadanos ni la dignidad de la familia", y concluyó diciendo que "la Patria es un don de Dios, pero es tarea de todos sacarla adelante y convertirla en una Nación pujante, solidaria y respetuosa".
Y sostuvo que es momento de dejar de ser sólo habitantes para convertirse en ciudadanos. Fue por este motivo que la procesión bicentenaria concluyó con la lectura de un texto con el que todos los asistentes se comprometieron, entre otras cosas, a fortalecer los derechos de la familia y a ayudarla en su misión de "promover la educación de los hijos en el verdadero sentido del amor y en el compromiso político-social".

