Bocinazos, muchos bocinazos. De los protestantes y de los automovilistas que se encontraban privados de avanzar con semejante caravana. Ayer, durante 66 minutos, una ruidosa y larga manifestación de casi 4 cuadras de taxistas y remiseros provocó un caos en el tránsito céntrico. Y es que la protesta, que se inició en la Terminal de Omnibus y terminó en Casa de Gobierno, pasó por calles de tráfico intenso como la Santa Fe, la General Acha y la Libertador. Fueron unos 200 choferes los que ayer protestaron en reclamo por la regularización del sistema de transporte de alquiler, al que definieron como colapsado.
La concentración de los taxistas y remiseros fue a las 9 y la marcha comenzó a las 10.13. Y de entrada hubo un roce: "No se dejen manosear. Hay que pelear por los choferes, no por los dueños de los autos y las agencias", gritó un remisero que esperaba pasajeros por la Estados Unidos frente a la Terminal. De respuesta recibió gestos con las manos de los que iban en los autos, como que no se involucrara.
El paso por Santa Fe fue lento y un conductor de una Toyota que había quedado atascado entre la marcha pidió, siempre a los gritos, que no tocaran bocina por respeto a los pacientes del Hospital de Niños. El pedido fue acatado por los que venían a la cabeza, que fueron unos pocos. Mientras que detrás de la caravana se empezaron a reunir micros, los que tienen recorrido por Santa Fe.
Pero lo más complicado estaba por llegar. El giro por General Acha y el paso por la plaza 25 de Mayo bloqueó los cruces, mientras que los peatones cruzaron como pudieron entre los autos. Desde Laprida a Libertador, la marcha se hizo tan lenta que los manifestantes tardaron unos 5 minutos en girar por la avenida. A todo esto, la policía tuvo que desviar el tránsito por Mendoza a los vehículos que venían por Liberador desde el Oeste, que se juntaron luego con los que no podían seguir avanzando por Laprida.
En el inicio de la marcha habían arrancado unos 80 coches, pero en el camino se sumaron otros y cuando avanzaron por Libertador ya habían llegado a 200 aproximadamente, abarcando una cola de casi cuatro cuadras con autos circulando a la par.
Cuando la marcha arribó al Centro Cívico y a la Legislatura, unos taxistas giraron por la rotonda para cortar el tránsito de la otra mano de la Libertador, mientras que otros se atravesaron en Las Heras. Fue, sin dudas, el momento de mayor caos porque ese imprevisto no estaba anunciado en el recorrido que le habían pasado a la Policía. Allí, en medio del desconcierto, unos pidieron hacer un bocinazo, pero otros querían seguir camino. Tras cinco minutos de marcha detenida, en el que algunos automovilistas lograron avanzaron en zig zag entre los taxis y remises, los choferes decidieron volver al plan original.
A las 11.19, finalmente los protestantes llegaron a Casa de Gobierno, donde cuatro representantes fueron autorizados a ingresar. "Fuimos atendidos por un secretario de Gioja, quien escuchó nuestro planteo y nos citó a una nueva reunión. Una vez que pase lo del Mercosur en San Juan, el 3 de agosto retomaremos el contacto para ver si definitivamente el Gobierno encuentra una solución a esta problemática", dijo Víctor Carbajal, presidente de la UPADA, quien de todas formas, anunció protestas similares si todo seguía igual después de esa fecha.
Los picos de la protesta

