La Iglesia Catedral y la Municipalidad de la Capital firmarán un convenio que será clave para aprovechar uno de los puntos neurálgicos de la ciudad y usufructuarlo turísticamente, el Campanil. Está cerrado al público desde agosto de 2015 y se pusieron como plazo reparar hasta el reloj para fin de año. A su vez, habilitarán la Cripta y la convertirán también en parte de un circuito cultural.

Según informó el sacerdote Gustavo Lunas, el Campanil está cerrado desde agosto del año pasado, cuando terminó la concesión de un particular que lo administraba. “El lugar necesitaba de varios arreglos en general y, fundamentalmente, era necesario conseguir una nueva habilitación para usar el ascensor. Es que es de carga y no para personas, de ahí que fuimos retrasando todo hasta que surgió lo del convenio con la municipalidad”, dijo el párroco.

De acuerdo a la directora de Turismo de la Capital, Karen Achiles, reabrir el Campanil es prioridad para el municipio en materia turística. Por eso, el convenio que firmarán estipula que la municipalidad afrontará los arreglos y la Iglesia cederá los espacios y horarios para que la Cripta y el Campanil puedan ser parte de un circuito que promoverán.

“En el Campanil haremos obras en la escalera, pintaremos ramos las paredes, habilitaremos el ascensor y además, recuperaremos el reloj y el carrillón. Ya hubo dos visitas de ingenieros y para unos, hay que desmontar todo el mecanismo y montar un nuevo. Los otros dos dijeron que pueden recuperarlo con piezas nuevas. En ninguno de los casos es sencillo y estamos esperando presupuesto. Pero el plazo para tener todo listo es diciembre”, agregó Achiles.

El Campanil de la Catedral fue concebido para darle unidad al conjunto arquitectónico conformado por el templo. Está apoyado en una plataforma de travertino cuadrada que se prolonga hacia el subsuelo hasta conectarse, por un pasaje subterráneo, a la Cripta. Tiene tres partes: la más alta es el prisma de base cuadrada, revestido de ladrillo cerámico rojo. La otra es la que está superpuesta por encima de la anterior, también de base cuadrada pero de menores dimensiones; y por último está la pirámide, para totalizar 51 metros de altura.

A su vez, el reloj fue adquirido en 1961 a la firma alemana Wlund Ems, mientras que tiene un carrilón eléctrico acústico de 23 tonos, un teclado y altoparlantes de 20 watts cada uno. Cuando funcionaba, generaba un sonido cada ciertos minutos, además de que antes podía sonar el himno nacional, el ángelus o villancicos.