Cuando las filas estaban formadas en espera de la entrega de medallas, los chicos no repetían otro apellido que el de Tonelotto. Todo el plantel del club San Martín en su cancha fue el encargado de dar las medallas a los pibes que participaron de la primera Liga de Fútbol Especial de San Juan. Pero Luis Francisco Tonelotto fue el que se llevó más abrazos y pedidos de autógrafos. Una gorra, un papelito, una mochila o una remera, todo sirvió para llevarse la firma del delantero. Y los celulares guardaron la imagen del 9 abrazado a cada chico que le pidió posar junto a él.

Los 100 chicos de 15 escuelas de educación especial de toda la provincia tuvieron su medalla. Pero al momento de recibirla no les importó mucho. No sacaban la vista de Tonelotto y la sonrisa ocupó toda la cara de los muchachos mientras lo veían. No cerraban los ojos ni para parpadear. Es que no querían perderse ni por un instante a su ídolo. El delantero, además de colocarles la medalla a muchos de los jugadores especiales, les estrechó la mano a cada uno. Algunos de los chicos luego se miraban la mano sin poder creer que habían saludado al hombre por el que se hacían pasar cuando hacían un gol.

"Tonelotto, una foto", era la frase repetida en la condecoración. Los chicos pedían a sus profesores que les sacaran fotos con sus celulares para recordar ese momento cada vez que prendieran el móvil.

Igual que los equipos profesionales cuando entran a la cancha, cada uno de los grupos especiales se tomó fotos en pose de futbolistas, todos abrazados y con el 9 y otros jugadores de San martín al medio.

Pero la fiesta no fue sólo de los chicos. El grupo de la escuela Belén de la Frontera, de Angaco, se llevó un conjunto de 8 porristas que gritaron por su equipo, pero más por los jugadores del Verdinegro. Cuando los nombraban, aplaudían y pedían por los demás como fanáticas de las canchas.