Al grito de "viva San Juan Bautista" las primeras llamas de la fogata entusiasmaron a todos. Mientras algunos aplaudían, las clásicas bolsitas con sal volaban hacia el fuego. Sin embargo, con el paso de los minutos la llamarada mermó y la desesperación de los organizadores llegó a su punto más alto.

Finalmente, después de más de 45 minutos de espera y de que hasta rociaran con nafta (que fueron a comprar de emergencia) las ramas, la fogata ardió y fue la estrella de la noche. Ahí, los aplausos y el calor del fuego contagiaron la alegría en las más de 1.000 personas que estuvieron en los festejos en honor a San Juan Bautista.

El predio del Centro Cultural San Martín fue el epicentro de los festejos. La montaña de ramas fue más baja que otros años porque quisieron respetar la encíclica del papa Francisco sobre el cuidado del medioambiente. Según dijeron todos los años superaba los 12 metros y esta vez alcanzó aproximadamente los 6.

"Las ramas están verdes", "no tiene suficiente oxígeno", "está mal armada" y "le falta combustible", fueron algunas de las hipótesis que la gente dijo mientras esperaba ansiosa. Mientras que los bomberos aseguraron que esas teorías eran ciertas.

Ante esto y mientras muchas personas esperaban que los bomberos apagaran el fuego porque estaba fracasando, personal de la Municipalidad de la Capital compró más combustible y comenzó a arrojarlo. Los uniformados fueron los encargados de esa tarea para evitar accidentes.